La polémica en torno al proyecto ‘Arcos, ciudad amable’ llega al mundo del carnaval. Estos días se ha presentado la comparsa Arcos no es carnavalero, que critica dura y frontalmente la gestión del alcalde de la ciudad, Isidoro Gambín, con unas obras que no admite gran parte de la vecindad del casco antiguo.
Las letras hablan de un proyecto impuesto, a espaldas de vecinos y vecinas, por parte de un alcalde al que acusan de aferrarse al sillón desoyendo a la población, que atenta contra el patrimonio monumental y contra la propia historia de la ciudad, y que la piscina cubierta le quita el sueño..., para concluir el pasodoble con un rotundo “Arcos no paga a traidores”.
La reacción no se ha hecho esperar por parte del propio alcalde, que se autoaugura recibirá numerosas críticas de aquí a las elecciones municipales. Sin embargo, asegura encajar las críticas pero no los insultos, aunque en este caso se refiere a algo normal en las fiestas de carnaval, en alusión a los reproches que se suelen lanzar contra los gobiernos.
Gambín no ignora, no obstante, el malestar que el proyecto ‘Arcos, ciudad amable’ ha despertado desde un principio sobre todo en la vecindad del casco antiguo, pero una vez más ha presentado una actuación que considera muy beneficiosa para el futuro de la ciudad.
En resumen, el alcalde ha dicho “chapeau a los componentes de esta agrupación y por colaborar en el carnaval”, pero al tiempo señala que “esto no es nada para lo que me espera de aquí a las elecciones. Yo solo quiero ayudar y alegrar, y mejor la vida a los vecinos del casco antiguo y de todo Arcos. Esa es la mejor de mis intenciones y la de mi equipo de Gobierno. No soy un traidor, y quien me conoce lo sabe. Esto me ha dolido porque antes que alcalde soy persona, y tengo familia que también lo pasa mal”, concluye Gambín, que añade que su prioridad es “trabajar por Arcos”.