Bella Fernández, la arcense reconocida por el rey Felipe VI y Asuntos Exteriores

Publicado: 11/03/2025
Con la Cruz de Oficial del Mérito Civil se le valora su amplia trayectoria en la cooperación internacional
La hija de Arcos María Bella Fernández Asurmendi ‘Bella’ ha sido condecorada por el rey de España, Felipe VI, como reconocimiento a una larga trayectoria en el campo de la cooperación internacional. Le ha supuesto toda “una sorpresa” haber recibido la Cruz de Oficial del Mérito Civil por su labor en la Agencia Española de Cooperación, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Bella nació en Arcos, fue alumna de las salesianas y de la legendaria academia Cubero que formó a una generación de arcenses para, como fue su caso, estudiar una carrera. Tras acabar sus estudios en el Instituto Mixto de Bachillerato Miguel Mancheño (hoy IES Alminares) marchó a Cádiz con 17 años para estudiar Medicina.  Después decidió estudiar Acupuntura en Madrid, de donde daría el salto a China para trabajar durante dos años como profesora de español en la Universidad, aunque en su tiempo libre se seguía formando como acupuntora al creer firmemente en esta terapia.

Luego abriría varias consultas, incluso una en Arcos que solía atender los fines de semana. Conoció en China a su marido, un belga que ya entonces trabajaba en el campo de la cooperación internacional. Con él marchó a la antigua Checoslovaquia donde vivió dos años mientras trabajaba en un hospital y, al tiempo, impartiendo clases de español. Su periplo continuaría por Louisiana (EE.UU), tomando parte en un programa de francés de enseñanza elemental y media. Así pasó un año para luego asentarse en Nicaragua, donde se buscó la vida hasta realizar una maestría en salud pública. A partir de ahí empezó a trabajar en la Agencia Española de Cooperación y moviéndose por todo el mundo junto a su también cooperante esposo.

La citada agencia forma parte del Ministerio de Asuntos Exteriores, aunque en ocasiones ha trabajado también para organismos de Luxemburgo y Bélgica. Bella ha dirigido en Jordania durante cuatro años dentro de la agencia una cartera de Gobernabilidad y Género, que también desarrolló en otros países. Ha sido en Jordania su primera experiencia en Oriente Medio, a la que llegó también con un importante bagaje adquirido en África, Latinoamérica y Asia. “Jordania es un país que sorprende mucho porque la gente es muy tolerante y abierta; se parece a nuestra forma de pensar. Es un país de mayoría musulmana pero convive muy bien con la población católica”, explica esta inquieta mujer.

Nos cuenta que ahora mismo se está sacando adelante en Jordania un proyecto del Ministerio de Salud que cuenta con financiación de la UE, valorado en 22 millones de euros y con la colaboración de diversas ONG’s para promover reconstrucciones de clínicas, impulso de protocolos, etc. Jordania, explica, goza de un nivel sanitario privado muy alto, pero la sanidad pública “deja aún mucho que desear”.

El trabajo de Bella, no obstante, está de alguna manera supervisado por la Embajada española, con la que compartía espacio dentro de la Cancillería de Jordania. El embajador fue, precisamente, quien le transmitiría personalmente la concesión del galardón. “Es una buena persona con la que ha ido todo sobre ruedas. Hemos pasado situaciones tensas ajenas a nosotros, pero creo que él ha valorado mi trabajo y mi dedicación. Me propuso para esa distinción”. Aunque se le otorga a Bella a título particular, considera que es un trabajo de equipo y por tanto un reconocimiento al esfuerzo conjunto. “No tengo horario, soy casi la última que cierra la embajada, trabajo los fines de semana… La gente suele pensar para qué tanto trabajar si al final no te lo van a reconocer… Pues no es mi caso”. En nombre del ministro de Asuntos Exteriores, será el embajador en Jordania quien le entregará próximamente un galardón que, según Bella, es también fruto de la buena sintonía con el director de la agencia en la que trabaja.

Ahora está disfrutando de unos días de descanso, y admite que cada vez va menos por Arcos, salvo en rara ocasión para ver a su hermana, entre otros motivos porque suele andar casi siempre entre papeles debido a sus constantes viajes. No obstante, echa en falta a sus amigos de la niñez y juventud a los que recuerda con mucho cariño.

De la ciudad conserva un sentimiento entrañable porque, dice, Arcos es conocido en todos sitios. Como anécdota, el año pasado la Embajada española en Jordania contrató una compañía artística para promover la cultura nacional. En ese grupo de flamenco había artistas de Jerez, El Puerto de Santa María y, curiosamente, de Arcos de la Frontera. Allí conoció a una cantaora arcense mientras actuaba en un teatro romano… Y es que, como hemos coincidido, “el mundo es muy chico”.

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