En la ciudad de Cádiz
no hay alquileres baratos y la coyuntura económica los está encareciendo todavía más.
Octubre pasado registró el nivel más alto del Índice de Precios al Consumo (IPC) en casi 30 años, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 5,4%, un punto y medio por encima de la tasa de septiembre. Y esto
está afectando directamente a los contratos de arrendamiento de viviendas vinculados al IPC.
Según un reciente estudio elaborado por idealista, el precio medio de alquileres de dos habitaciones sube
en torno a unos 30 euros en la capital, situándose de este modo en el top ten de las ciudades españolas con un mayor incremento, donde destacan, San Sebastián, Bilbao, Barcelona y Madrid.
Pero Begoña Gómez, presidente de la Asociación de Gestores Inmobiliarios de la provincia, revisa esta cifra al alza atendiendo al precio medio mensual de Cádiz, que
se sitúa en unos 800 euros (frente a los 600 del conjunto de la provincia). De manera que los inquilinos tendrán que pagar
en torno a los 40 euros más mensualmente, lo que supone 480 más en la anualidad.
“Apenas hay alquileres por debajo de los 500 euros”, apunta. “Algo en Santa María, donde los arrendatrarios
asumirán unos 20 euros más en el recibo”, explica.
En el caso de la vivienda de la Avenida Ramón de Carranza o en Bahía Blanca, donde
el precio medio alcanza los 1.200 euros, la revisión de los contratos con el IPC desbocado obligará a desembolsar hasta 720 euros en solo doce meses.
“Nuestra recomendacion al propietario es
que estudie la situación de los arrendatarios y son buenos y la renta es razonable, debería
estudiar la posibilidad de no aplicarle la subida del IPC o, al menos, su totalidad”.
Pero Gómez reconoce que “la subida del IPC
va a crear confusión y miedo entre ambas partes”. “En los nuevos contratos
se va a intentar negociar ese futuro encarecimiento”, pronostica.
Ya, en cualquier caso, “nos estamos encontrando por parte de los arrendadores
más exigencias en cuanto al perfil de quienes ocupan sus inmuebles”.
Y advierte de que esto y la nueva ley de vivienda, que plantea, según ha trascendido hasta el momento, el control de los precios,
no ayudarán a dinamizar el mercado inmobiliario en horas bajas.
“Cádiz ha tenido siempre un
mercado muy estable”, asegura, “con alquileres casi de por vida”, por un lado, y de larga temporada para funcionarios que cubren ciclos de hasta cinco años.
La proliferación de las
viviendas con fines turísticos ha cambiado la dinámica, “porque los propietarios pueden multiplicar por tres los beneficios”, reduciendo la oferta de
manera drástica. Según la responsable de GICA: Cádiz ha perdido
hasta el 30% en solo cuatro años.