El Carnaval no oficial ha concitado un menor interés fuera de Cádiz de lo que es tradicional. El número de aficionados desplazados a la ciudad durante el puente festivo por medio de autobuses ha caído en picado con respecto a la última edición de las fiestas, en 2020, antes de la irrupción del coronavirus. Según datos municipales, entre el sábado y este lunes, se han desplazado hasta la localidad en torno a 57 vehículos, frente a los 575 de hace dos años, un 10% del total.
Por días, llama la atención especialmente la reducción del lunes, festivo con motivo del Día de Andalucía pero sin coros en las calles, dado que se contaron tres, frente a los 55 del año 2020. En la antesala del 28F se contabilizaron 19, apenas un 6% de los registrados el Domingo de Carnaval de 2020, unos 320, cuando sí hubo Cabalgata. Precisamente el sábado, jornada en la que se registró menor presencia de callejeras y más botellones, fue el día con más autobuses, 19, si bien la cifra es muy inferior a la de más de 200 del mismo día en el Carnaval previo a la pandemia.
El presidente de la Asociación de Autores, Miguel Villanueva, considera sobre las cuatro jornadas festivas que ha sido un éxito igualmente. Por una parte, destaca el buen ambiente que ha reinado en las calles, donde han vuelto a sonar coplas de manos de agrupaciones, muchas de ellas habituales del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas, callejeras y romanceros. Por otro, advierte de que, sin contar con la colaboración del Ayuntamiento más allá de la limpieza y la seguridad, el resto de localidades de la provincia han celebrado sus fiestas los mismos días, lo que ha restado visitantes, y tampoco ha habido refuerzo de transporte público, lamenta. Hoy y mañana, la plataforma no participará en actos, que retomará este fin de semana, en vísperas del Domingo de Piñata.
El Ayuntamiento casi no tiene que mediar
La convivencia entre vecinos y agrupaciones era una preocupación que, por fortuna, no ha dado problemas. El equipo de Gobierno no ha recibido más de cuatro llamadas estos días para mediar y los conflictos se han resuelto felizmente. Destaca el caso de una mujer que advirtió de que en su vivienda vive una persona con Alzheimer a la que afectaba el ruido de la calle. Informadas, las agrupaciones decidieron no volver a actuar en sus inmediaciones.