Como este año no hay ambigú, me gustaría recrear por aquí esos posibles encuentros y conversaciones que tendríamos en aquella efímera barra del teatro que el covid se ha llevado por delante. Esa en la que hasta teníamos nuestro sitio o posición habitual. Lugar de risas y cargas gaditanas. Donde cada asiduo visitante tenía siempre algo de que hablar, con la mano ocupada por un vaso. Manos que así, redondeadas para abarcar la forma del vidrio, resultaban parecer las de aquellos clik de Famobil.
Cuando la barra quedaba desierta, era que quien actuaba tenía rota la "cuarta pared", esa que dicen que te une o separa del públicoÉramos sobre todo coristas, porque no era fácil encontrar por allí a comparsistas rivales. Ellos estaban a otros quehaceres. En pleno concurso difícil es ver a dos competidores compartiendo una copa, si eres comparsista. Tal vez algún chirigotero, y sobre todo éramos coristas, los reyes de esa barra, y quizás los que más disfrutábamos del concurso.
El ambigú era el pulso, el termómetro de la sesión. Cuando habia mucha gente se suponía que sobre las tablas no había nada bueno. Cuando la barra quedaba desierta, era que quien actuaba tenía rota la "cuarta pared", esa que dicen que te une o separa del público. Falla en el Falla recuperar ese glorioso ambigú. Ojalá que sólo falte este año, porque es esencia de este viejo concurso. De momento tendremos ambigú virtual aqui cada lunes.