Pasó el 17 de septiembre, pasó la Magna y pasó la celebración que Cádiz le tenía prometida al obispo Armengual de la Mota para conmemorar el tercer centenario desde que colocara la primera piedra de la Catedral de la Santa Cruz sobre las Aguas. Pero hay algo que no pasó, se detuvo en el corazón de todos cuantos vivieron in situ, la resurrección de Cristo a través de la Cruz. ¡Qué cosa más grande la Magna de Cádiz! Os lo digo yo que, gracias a la red de Publicaciones del Sur y a 7TV, pude contarpara toda Andalucía lo que sin duda se convirtió en el acontecimiento cofrade gaditano más importante de los últimos tiempos.
Lo habíamos anunciado y el pasado sábado se hizo realidad. Las delegaciones de Cádiz y Sevilla se dieron la mano para llegar juntas a todos los rincones de Andalucía, para llevarles la grandeza de Cádiz: su patrimonio, sus costumbres, su manera única de rezar cantando y de entender la Fe. Se cumplieron los horarios de manera escrupulosa, todas las cuadrillas estuvieron a un gran nivel y el apartado estético nos dejó estampas para la memoria sentimental de nuestras hermandades. Cádiz se convirtió el pasado sábado en modelo y referencia cofrade de Andalucía y enseñó cómo hay que hacer la cosas, con sentido, buen gusto y con un respeto exquisito. Y ese comentario no lo hago yo, sería una osadía por mi parte aseverarlo siendo gaditano.
Lo decían los foráneos con los que nos encontrábamos y nos mostraban en su mirada la sorpresa de haber descubierto una nueva Semana Santa. Nos lo aseveró el compañero Víctor García Rayo, director de La Pasión de Sevilla. Y nos lo confirmó una red social como Twitter que, acostumbrada a despellejar todo lo ve, se dedicó a opinar con sorprendente criterio y acierto. Pasó el 17 de septiembre, pasó la Magna y pasó la celebración que Cádiz le tenía prometida al obispo Armengual. Ahora solo nos queda esperar a que la próxima Semana Santa se vuelva a repetir la historia y que las 17 hermandades restantes que no participaron en el evento demuestren que también ellas son ejemplos a seguir de fe y de religiosidad popular.
