Los jóvenes gaditanos necesitarían destinar un 62% de su salario para poder comprar una casa a los actuales precios de mercado, un porcentaje que duplica los máximos aconsejados por diversos organismos internacionales, situados entre el 30% y el 35%, según los datos del Observatorio de Emancipación correspondiente al segundo trimestre de 2014, presentado por el Consejo de la Juventud de España (CJE).
Esta enorme disparidad es una de las razones que mantiene a gran parte de los menores de 30 años en casa de sus padres y –alquiler al margen– sin posibilidad real de emanciparse, afirma el CJE. El informe refleja que los jóvenes gaditanos deberían cobrar en torno a 2.000 euros al mes para poder acceder a una hipoteca, un umbral que estaría un 110% por encima de lo que ahora cobran de media los jóvenes asalariados gaditanos, que no llegan a mileuristas.
Según este estudio sólo 2 de cada 10 jóvenes gaditanos menores de 30 años están en condiciones de adquirir una vivienda, y parte de culpa de que esta diferencia no sea aún mayor está en el número de jóvenes que han decidido labrarse un futuro fuera de su tierra. Con todo, hay diferencias por sexos. Las mujeres se emancipan mucho más pese a que sus condiciones laborales y sus salarios no suelen ser mejores que los de los hombres y pese a que incluso la tasa de empleo es menor entre las mujeres. Pese a todo, la población de 16 a 29 años emancipada en Andalucía el primer trimestre del año era casi del 25% entre las mujeres y del 16% entre los hombres.
En el caso de comprar una casa el precio máximo recomendable teniendo en cuenta los sueldos está entre los 90.000 y 100.000 euros de media.
El informe arroja unas cifras demoledoras, aunque el dato ya se sabe, en Andalucía hay una tasa de paro superior al 50% para los menores de 30 años.
El balance es muy parecido a nivel nacional. El informe afirma que los jóvenes españoles deberían destinar de media el 61,2% de su salario para poder adquirir una vivienda en propiedad y calcula que estas personas deberían cobrar un 104% más de lo que actualmente perciben para poder suscribir un préstamo hipotecario. Además, la superficie máxima del piso al que pueden aspirar es de sólo 49 metros cuadrados. Solo el 10% de las personas con trabajo y mayor nivel de renta podría asumir la compra o el alquiler sin dedicar más del 30% de su sueldo, es decir, sin asumir un nivel de endeudamiento excesivo.
El resultado de ese desfase es que casi el 80% de los españoles menores de 30 años sigue viviendo con sus padres. El informe indica que sólo el 22,1% de estas personas ha logrado emanciparse en España, cifra que pone de manifiesto “la frágil situación de los jóvenes en el mercado laboral y las duras condiciones del mercado de la vivienda que, hoy por hoy, resultan inaccesibles para el nivel adquisitivo de la mayoría de las personas jóvenes”.
El Observatorio de Emancipación refleja que más del 50% de la población joven tiene un contrato temporal y que “solamente” el 37,1% de las personas ocupadas de menos de 30 años lleva más de tres años en la empresa actual. Según el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE), el 93,2% de las nuevas contrataciones realizadas durante el segundo trimestre de 2014 a personas entre 16 y 29 años fueron de carácter temporal.
Además, el estudio recuerda que la tasa de paro de las personas menores de 25 años supera el 55,5%, mientras que la de jóvenes de entre 25 y 29 años alcanza el 30%, y la de personas de entre 30 y 34 años llega casi al 24%.
Ante esta difícil situación laboral, los jóvenes andaluces tienen una capacidad adquisitiva por debajo de la media española. El 70,8% no recibe ningún salario y los que tienen, reciben un sueldo medio de 11.009,16 euros anuales. Los ingresos netos de los hogares jóvenes se han visto reducidos en el último año un 3,26% y son los terceros más bajos de España.
Por otro lado, el Observatorio señala que la ocupación a tiempo parcial “ha ido ganando terreno” y la cifra de jóvenes que se encuentran en esta situación alcanza el 28,3%. Los colectivos más afectados son las personas de 16 a 24 años y las mujeres jóvenes. Además, subraya que la sobrecualificación también es “una característica” de la población joven asalariada: el 54,8% realiza un trabajo que requiere un nivel inferior de cualificación al que tiene.
El presidente del CJE, Héctor Saz, denunció que para los jóvenes “emanciparse es una utopía” y reclamó al Gobierno “una reforma laboral” que garantice derechos, calidad y condiciones dignas.
“La exclusión del mercado laboral y la precariedad de los empleos son las principales causas de la imposibilidad de emancipación”, aseguró.
causas
La emancipación residencial entre la población joven menor de 30 años en Andalucía ha disminuido en el último año, y en la actualidad ostenta, con un escaso 19,3%, la cuarta tasa de emancipación más baja del conjunto de España.
La fuerte vulnerabilidad laboral de la población joven de 16 a 29 años queda puesta de manifiesto en su elevada tasa de desempleo, la más alta de España, la intensa temporalidad y los bajos salarios.Por lo tanto, la emancipación económica para la población joven en Andalucía resulta bastante complicada y obliga a posponer los planes de autonomía residencial.
Las condiciones del mercado inmobiliario, tanto de compra como de alquiler, tampoco facilitan la posibilidad de acceder a la vivienda sin riesgo de sobreendeudarse con el salario medio de una persona joven o el nivel de renta de un hogar joven.
Sólo Canarias supera a Andalucía en temporalidad juvenil. Todo ello contribuye a que la inestabilidad laboral sea el pan nuestro de cada día en este sector de la población en el que el tiempo medio de permanencia en la empresas que tienen un puesto de trabajo es de unos 30 meses, el más bajo de toda España.
De esta manera, el perfil del emancipado, esa rara avis, es el de una joven con estudios superiores con trabajo temporal en el sector servicios, un sueldo que apenas llega a mileurista y que comparte piso y gastos.
Ante semejante panorama, es normal que la juventud gaditana, reflejo de la española, está entre las más pesimistas de Europa sobre su futuro laboral. La mayoría piensa que vivirá peor que sus padres y más de la mitad planea mudarse a otros países en busca de trabajo. Al colapsarse el mercado de trabajo en España y al abrirse un campo mucho más amplio con la entrada en la Unión Europea en el año 1986, los estudiantes marchan, a coger experiencia o quizás a crear su vida en el extranjero.
Diferentes circunstancias políticas y diferentes fuentes de ingresos económicos han influido en la creación de puestos de trabajo. Un país como España que vive del turismo y de la agricultura generalmente, vive de trabajos temporales y poco especializados, en cambio, países como Alemania que tienen gran producción industrial, requieren de estudiantes con buena formación. Muchos españoles reclaman estos puestos de trabajo.
Entre los años 2008 y el 2014 han emigrado casi 225.000 personas para buscar trabajo en el exterior.
aumentan los desahucios
Los desahucios de inmuebles --de todo tipo, no sólo viviendas-- aumentaron un 14,7 por ciento en el tercer trimestre respecto al mismo periodo de 2013 en Andalucía, hasta un total de 2.105, según datos del Consejo General del Poder Judicial.
De ellos, 1.143 lanzamientos derivaron de ejecuciones hipotecarias, lo que supone un incremento del 31,8 por ciento; otros 856 de la Ley de Arrendamientos (LAU), tras un aumento del 0,5 por ciento y los 106 restantes obedeció a otras causas.
Por comunidades autónomas, Andalucía acumula el 15,8 por ciento de los 13.341 desahucios de inmuebles (cifra que creció*un 7,3 por ciento con respecto al mismo trimestre de 2013), por detrás de Cataluña, donde se produjeron el 22,2 por ciento de los lanzamientos practicados y de la Comunidad Valenciana (16,4 por ciento). Por comunidades autónomas, el número más elevado de ejecuciones hipotecarias iniciadas se registró en Andalucía, con 3.783 procedimientos, lo que representa el 22,6 por ciento del total nacional. Le siguieron Cataluña (18,3 por ciento), la Comunidad Valenciana (15,5 por ciento) y Madrid (10 por ciento).
Con estos datos, es comprensible que los jóvenes resistan en casa de sus padres. A la falta de un puesto de trabajo, hay que sumar la precariedad en el empleo y el miedo al desahucio.