En la pasada Comisión Asesora de Patrimonio Histórico, el Director del Archivo de Protocolos Notariales, Manuel Tapia Ledesma dio a conocer que había descubierto en los montes de Getares, Helmintheida que son pistas de fósiles correspondiente a movimientos de anélidos u órganos semejantes. Desde la asociación para la Defensa y Estudio del Patrimonio Histórico-Natural algecireño La Trocha han pedido a la delegada de cultura del Ayuntamiento de Algeciras, Pilar Pintor, que proteja y ponga en valor este icnofósil.
También han felicitado a Manuel Tapia por este descubrimiento que "enriquece nuestro patrimonio e historia, recordemos que estas huellas de movimiento son conductos meandriformes de diámetro constante. El paralelismo y espaciado de estos conductos son uniformes. Se distribuye estratigráficamente desde el Cretácico inferior al Eoceno a nivel mundial, En Europa aparece a España, Francia, Italia y Suiza".
El 24 de febrero de 2002, el propio Manuel Tapia desveló su descubrimiento en un artículo publicado en el diario EL FARO INFORMACIÓN, que reproducimos a continuación:
La Sierra de Getares, además de ofrecer un recorrido por uno de los paisajes más bellos del municipio, para el investigador de campo es todo un reto. Por un lado presenta la variante histórica que se intuye, observando y analizando los restos de un pasado cercano, que aún se conserva y que son dignos de que el tiempo y la mano del hombre los respeten. Buena prueba de ello, es: la capilla, cortijos, fuentes y huertas; cuyas paredes, hornos, abrevaderos, hornacina y caño se pueden aún contemplar.
Pero además de todo lo expresado, el trabajo del investigador, a veces se ve gratamente recompensado, con la observancia de testimonios naturales, que dan fe de un pasado mucho más remoto. Y esa prueba, también generosamente, la ofrece la Sierra de Getares.
En el entorno de la propiedad conocida, como “Cortijo de Urate” y no lejos de la fuente del mismo nombre, se pueden observar fósiles (huellas de vida), que según los expertos consultados, corresponden a una especie de “gusanos”, que aparecieron en nuestro planeta, hace 590 millones de años. Estos invertebrados, son definidos por los expertos, como: “helminthoida”, cuyas huellas en forma de “meandro” (ramoneo), quedan impresas, si son rápidamente cubiertas por materiales sedimentarios de distinta naturaleza (ej. Sustrato de arcilla fosilizado por un lecho de arena). Lo cual y con la ayuda de la imaginación, nos transporta a un tiempo, en el que la configuración de lo que hoy conocemos como Campo de Gibraltar, en gran parte se encontraba sumergido.
Curiosamente y no lejos, de la localización de los fósiles mencionados, se encuentra un acebuche, el cual no dejaría de ser uno más de tantos arbustos como existen en aquella zona (dando nombre a un accidente geográfico: Punta Acebuche), victimas de la dureza de la climatología y de la pobreza del suelo; si el mismo no tuviese unas medidas fuera de lo normal (aprox. 12 o 14 m. de altura y 1,5 a 2 m. de tronco base), en comparación con el resto de sus congéneres. Esto es motivado por su lugar de ubicación, protegido de los vientos y con la humedad y un suelo adecuados.
Y para finalizar, recordemos insignes algecireños, preocupados por la naturaleza. Primero en orden cronológico, Emilio Santacana, el cual en 1901, de decía: “la arboleda tan escasa, antes por ignorantes preocupaciones, es hoy objeto de cuidadoso fomento”. Y segundo Lola Peche que en uno de sus versos expresaba: “Sentado estaba en el tronco del árbol recién cortado. Dos lágrimas resbalaban de los ojos del anciano. Que estas palabras nos sirvan de aliento, para conservar nuestro entorno.