El evento es una recreación del cierre de las puertas de la Ciudad antigua y la guarnición de Gibraltar. Los orígenes de la ceremonia datan del Gran Asedio de Gibraltar, que comenzó en 1779 cuando las tropas francesas y españolas intentaron hacerse con el territorio. Las llaves fueron custodiadas por el Gobernador, quien las entregaba al Sargento del Puerto todas las tardes al anochecer, de tal modo que las cuatro entradas por tierra pudieran ser cerradas. El Sargento del Puerto, escoltado por varios soldados armados, pífanos y tambores, iniciaba la marcha hasta cada una de las cuatro puertas. En ellas, el centinela le recibía con las mismas palabras utilizadas en Londres. Una vez cerradas todas las puertas, las Llaves eran devueltas el Gobernador en El Convento. Por la mañana, el Sargento del Puerto volvía a recoger las Llaves para abrir la ciudad.


La ceremonia se reinstauró en 1933 y, a día de hoy, la recrea todos los años el Real Regimiento de Gibraltar. En la versión moderna de la ceremonia, los cañonazos disparados durante la puesta del sol marcan el momento en el que el Gobernador de Gibraltar entrega simbólicamente las Llaves de la fortaleza al Sargento del Puerto. El Sargento del Puerto, acompañado por una escolta armada, se dirige a las puertas de la fortaleza para cerrarlas simbólicamente durante la noche antes de devolver las Llaves al Gobernador.