Jesús nació el pasado 16 de junio en el Hospital de La Línea de la Concepción (Cádiz). Unas pruebas que le fueron realizadas poco después de venir al mundo decretaron que el pequeño sufría de síndrome de abstinencia. A la madre, Remedios, también le hicieron un análisis de orina para confirmar las sospechas de los médicos, y tanto ella como su bebé dieron positivo en cannabis. “Estaba bastante nerviosa por todo lo que había pasado, llevo tomando ansiolíticos un tiempo porque tuve una mala experiencia con mi expareja, no quería tomar tanta pastilla porque suponía que podían afectar a mi bebé y decidí bajar el consumo y
fumar de forma terapéutica un poco de cannabis”, se explica la madre.
“No tenía ni idea de si esto afectaría a mi hijo, de hecho conozco a mucha gente que fuma de forma habitual y a las que no les retiran a sus hijos, me hicieron una encerrona y tuve la mala suerte de dar positivo en los análisis, ya que fumé justo antes de dar luz para estar relajada y no medicarme”, añade Remedios, que desde entonces lucha con todos sus medios para recuperar a su bebé, al que ve tres veces en semana. Los informes que detectaron el positivo en cannabis no fueron validados por facultativos médicos, asegura su abogada, Carmen Navarro, quien cuenta a
lavozdelsur.es que
“son nulos” y denuncia que el centro hospitalario linense quiso “validarlos a posteriori”.
La Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía declaró al pequeño Jesús en desamparo provisional, por lo que ahora se encuentra con familiares de Remedios. “No deseo que ninguna madre, sea quien sea y venga de donde venga, tenga que sufrir este desgarro tan grave, que te arranquen a tu hijo nada más nacer y que no te lo devuelvan, no se lo deseo ni al mismísimo diablo”, asegura. La letrada de la madre explica que “no se confirma” que exista el síndrome de abstinencia que detectaron en el pequeño y que, en cualquier caso, “en la mayoría de controles está por debajo del mínimo por el que se considera como tal”.
“La madre reconoce el consumo pero no el abuso”, señala Carmen Navarro, quien señala que Remedios y su pareja, “que no es consumidora”, están colaborando y se están sometiendo a controles semanales en un Centro de Tratamiento Ambulatorio (CTA), donde les realizan pruebas de detección de consumo de drogas que siempre son negativas. “No se puede deducir que haya abuso por parte de la madre”, insiste la abogada.
Remedios tiene otros dos hijas, de catorce y tres años. “Al principio estaba un poco confusa, e incluso empecé a cuestionarme todo, en ningún momento quise dañar a mi hijo, de hecho
tengo dos hijas más a las que trato con amor y respeto y nunca antes he tenido ningún problema con ellas”, explica. Ella asegura que “a pesar de toda esta pesadilla, estamos intentando colaborar en todo, hacer todo lo que nos dicen, nos estamos haciendo análisis todas las semanas para demostrar que no somos ningunos drogadictos, enviamos todas las documentaciones requeridas para desmontar todas las mentiras por las que han desamparado a nuestro hijo”.
La abogada de Remedios cuenta que la Junta, además, ha investigado el pasado de su defendida y que no valora positivamente el hecho de que denunciara por malos tratos a su expareja, con la que tiene una niña de tres años. “Lo llega a considerar un maltrato a la menor”, señala, aunque asegura que “no es así”. “Cuando las mujeres denuncian por malos tratos los letrados suelen aconsejar que hasta que no haya medidas provisionales del juzgado suspendan las visitas, si hay menores de por medio, para no dar lugar a mayores problemas”, cuenta Navarro.
La denuncia en cuestión, posteriormente, fue retirada, y la joven madre llegó a un acuerdo con su expareja para la tutela de la menor y el régimen de visitas. “A Remedios han llegado a decirle que no ha sabido escoger a su pareja, esto es terrible, supone culpabilizarla”, esgrime la letrada, que interpuso alegaciones ante la administración autonómica para conseguir que vuelva a reencontrarse con el pequeño Jesús. “Entregamos más de 50 documentos pero no han sido atendidos”, dice.
“Cuando vayan a devolverle el menor a su madre se le habrá provocado un mal, porque ya tendrá apego a la familia con la que se está criando”, insiste Navarro, para la que las familias, en estos casos, se encuentran “en inferioridad de condiciones respecto a la Administración”. Remedios piensa de igual forma y agrega que “por desgracia la gente cree más en la Administración que en el ciudadano de a pie, y esto es un grave problema ya que
uno se siente totalmente indefenso y avasallado por juicios, críticas y comentarios ajenos”.
“Un porro no es excusa para robarte a un hijo, esto tiene que parar”, pide la madre del bebé, quien desmiente el resultado de los informes por los que le han retirado la custodia de su hijo, como que tuvo un parto prematuro, que el pequeño tenía lesiones irreversibles o que no había ido a las revisiones durante el embarazo. Remedios y su pareja “quieren seguir adelante, no se pueden hundir”, cuenta la abogada, quien añade que “lo han pasado muy mal”, pero que están concentrados en superar este “trauma”. “El único alivio que tienen es seguir luchando. El único consuelo, no conformarse”, zanja.