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Calurosa despedida a Mercedes Domecq Ybarra

Monseñor Rico Pavés ofició la eucaristía en San Mateo ante los titulares de la Hermandad del Desconsuelo

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El ataúd, llegando a San Mateo.

El ataúd, llegando a San Mateo.

La Hermandad del Desconsuelo recibió a quien fue hermana destacada.

Curro Romero y Carmen Tello.

Los del Río.

Alejandra Osborne, hija de Bertín.

La iglesia de San Mateo acogió este mediodía el funeral por el eterno descanso de Mercedes Domecq Ybarra, fallecida en la madrugada de este martes tras una larga enfermedad.

El oficio religioso fue presidido por el obispo de Asidonia-Jerez, José Rico Pavés, reuniendo a una gran cantidad de familiares y allegados a quien fuera esposa del recordado ganadero y rejoneador Fermín Bohórquez Escribano y madre del también torero a caballo Fermín Bohórquez Domecq.

Además de familiares, a esta última despedida quisieron sumarse también caras tan conocidas como las de Curro Romero y su esposa Carmen Tello, Antonio Romero y Rafael Ruiz (Los del Río), Julián López El Juli, José María Manzanares, Miguel Primo de Rivera o Alejandra Osborne, hija de Bertín Osborne y persona muy cercana a la familia.

Sobre el ataúd en el que descansaban los restos mortales de Mercedes Domecq Ybarra fue colocada la bandera rojinegra de la Hermandad del Desconsuelo, a la que pertenecía y en la que ejerció como camarera de Nuestro Padre y Señor de las Penas.

Precisamente fue el guión corporativo de la cofradía quien aguardó la llegada del cortejo fúnebre ante el dintel de la puerta principal de la iglesia de San Mateo.

Las banderas de la cercana casa de hermandad se mostraban además a media asta en una jornada especialmente emotiva para la cofradía del Martes Santo.

Mercedes Domecq había contraído matrimonio con Fermín Bohórquez en la misma iglesia de San Mateo, dándose la circunstancia de que lo hizo el 26 de octubre de 1968.

El hermano mayor de la Hermandad del Desconsuelo, Francisco Zurita, ha destacado su bondad y generosidad, recordando que las puertas de su casa siempre estuvieron abiertas para la cofradía. También ha valorado el hecho de que “ni siquiera en la debilidad de su larga enfermedad faltó un Martes Santo para alfombrar de lirios y siemprevivas” el monte del Señor de las Penas, sin duda alguna su gran devoción. 

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