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Andalucía

Moreno convoca a los andaluces a defender la igualdad sin privilegios

El presidente de la Junta invita a los andaluces a exigir el mismo trato para Andalucía que para los demás

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Entrega de las Medallas del Día de Andalucía.

Entrega de medalla a Pablo López en el 28F.

Eva González y Juan y Medio.

Medalla a José Mercé en el 28F.

Actuación de Pablo López en el 28F.

Actuación de José Mercé en el 28F.

Jefaturas Superiores de Policía de Andalucía Occidental y Oriental.

Medalla a Juan y Medio.

Pablo López en el 28F.

Recuerdo a los dos guardias civiles en el 28F.

Director de la Real Academia Española (RAE), Santiago Muñoz Machado.

Medalla a José Mercé en el 28F.

Álvaro Domecq Romero, fundador de la Real Escuela de Arte Ecuestre.

Armando Rotea, de la Plataforma Andaluza de Voluntariado.

Confederación Andaluza de Alzheimer y otras Demencias.

La investigadora Eva María Laín.

El escritor y académico José María Molina Caballero.

Emilio Boja Malavéla tras recoger la Medalla de Andalucía

Medalla a Dcoop.

Medalla a Sarah Almagro.

Medalla a José Luis Sánchez Domínguez.

Medalla a María Pérez García.

  • Considera que aquel clamor del 28F “sigue siendo necesario”, tener la “dignidad de no ser menos que nadie”
  • Del abrazo de la patria andaluza al reconocimiento de la familia flamenca, sin olvidar a los agentes muertos en Barbate
  • El público coreó los sones de ‘Libertad sin ira’ con Jarcha y 'Sabor de amor' con Danza Invisible

"Vamos a sentir en andaluz”, invitaba el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, al finalizar su discurso con motivo de la entrega de las Medallas y distinciones como Hijos Predilectos, de José Mercé y Santiago Muñoz Machado, un acto marcado por el “ser andaluz”, salpicado de momentos emotivos, especialmente en el recuerdo de los dos agentes de la Guardia Civil asesinados en Barbate, y musicales, desde la saeta inicial a la que siguió la Banda del Rosario de Cádiz, a las coreadas actuaciones de Danza Invisible o Jarcha, pasando por el homenaje a la bandera por soleá de Mercé o la interpretación con la que concluyó Pablo López, con el patio de butaca ahogando su voz entre el público en las últimas estrofas del Himno de Andalucía.

 

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Ese sentir andaluz marcó buena parte del acto y también del discurso de Juanma Moreno, que no dudó en convocar a los andaluces “a exigir el mismo trato para Andalucía que para los demás, desde la fraternidad y la solidaridad con todos y cada uno de los territorios de España” y “a defender la igualdad entre españoles, sin privilegios para nadie”. “Ese es el andalucismo en el que yo creo”, decía Moreno, que antes había defendido que “Andalucía es el clamor por la igualdad que expresamos juntos el primero 28F y hoy sigue siendo necesario. Es tener la dignidad de no ser menos que nadie”.

Una democracia que funcione “desde la pluralidad y lejos de sectarismos”, defendía el presidente andaluz, porque “no tienen cabida en nuestra forma de entender la vida” y, “sin arrogancia”, aplicando “la vía andaluza”, con igualdad y diálogo, con respeto a las leyes y con transparencia, aseguraba.

Moreno tiraba también de tradición para dibujar esa Andalucía “que no sé explicar y en lo que me va la vida”, la Andalucía del “flechazo” de la campaña ‘Andalusiah Crush’ que marcaba buena parte de la gala pero también la de la digitalización, la industria aeroespacial, la del centro de ciberseguridad de Google, la de la apuesta científica y tecnológica, la comunidad puntera en energías renovables pero también la de quienes “sufren dolor, injusticia, desigualdad”, invitando a “no perder nunca la esperanza”.

Además, presumía de “avance económico, laboral y de prestigio” en Andalucía, que “alcanza récords antes impensables” en turismo, autónomos, profesionales sanitarios, hospitales y centros de salud, recaudación, exportaciones o inversión extranjera productiva. Frente a los récords, como superar a Madrid en número de empresas activas, Moreno reconocía que “tenemos muchas cosas que mejorar”, citando a parados, listas de espera o la violencia de género, aunque apuntaba la vía del diálogo y el acuerdo, como con Doñana, porque “Andalucía está por encima de toda ideología y de cualquier sigla política”, arrancando un sonoro aplauso de los presentes, que se repetía cuando expresaba su apoyo a las reclamaciones de agricultores y ganaderos.

Pero si hubo un momento emocionante de su discurso fue su referencia a Miguel Ángel González y David Pérez, “los dos guardias civiles asesinados en Barbate”. “No se me van de la cabeza”, decía cuando en el fondo del escenario se reproducían sus fotografías, lo que puso al público en pie para rendirles un sonoro y largo reconocimiento en forma de aplauso emocionado, mientras reivindicaba que las fuerzas y cuerpos de seguridad “deberían contar con los medios necesarios” para desarrollar su labor.

Un carrusel de emociones y de muchos tipos

Lo cierto es que la emotividad y la complicidad con el público salpicaron toda la gala. Si ya se cargaban las tintas de la esencia andaluza arrancando con una saeta de Manuel Cuevas, que hasta Eva González -conductora de la gala por quinto año consecutivo- reconocía que casi se había ahogado ella escuchándolo, y con la banda Rosario de Cádiz interpretando ‘Eternidad’ sobre el escenario, la ovación se la llevaba Sarah Almagro, a la que recibió el público en pie mientras subía al escenario con sus cuatro prótesis para recoger su medalla al mérito deportivo por sus triunfos en el surf.

 

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Igual empatía demostró el público cuando José Mercé, tras recoger su título de Hijo Predilecto, recordó a su hijo Curro, fallecido hacía 30 años. “Jamás desaparece lo que nunca parte”, recordaba subido aún en una nube, porque para el genial cantaor “no hay una cosa más importante que ser andaluz y si encima soy Hijo Predilecto, para qué quiero más”. Gratitud, insistía Mercé, que lo recibía como un reconocimiento a la “dedicación a un trabajo que requiere mucho esfuerzo y con el que nunca se acaba de estar satisfecho. Se busca en todo momento la perfección, la excelencia y la perfección es difícil de conseguirla”.

Y José Mercé lo hacía extensivo a “toda la gran familia de artistas flamencos que dan lo mejor de sí mismo por los escenarios del mundo”, unos “artistas maravillosos que son igualmente hijos predilectos de esta tierra” y se despedía con un “Viva el arte, viva el flamenco y viva Andalucía”. Antes, había subido al escenario para cantar por soleares para deleite de los amantes del flamenco, homenajeando a la bandera andaluza e incluso con una reiterpretación del himno de Andalucía al final.

 

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Nada mejor nos va a ocurrir en el resto de nuestras vidas que este abrazo de la patria andaluza, porque nada puede superar la satisfacción que produce el reconocimiento y el cariño de la tierra que te vio nacer”, reconocía Santiago Muñoz Machado, presidente de la Real Academia de la Lengua y también reconocido como Hijo Predilecto, que tiraba del diccionario para elegir la palabra “gracias” para expresar el sentimiento que albergaban los premiados, en cuyo nombre hablaba. Reconocía que podía haber elegido “alguno de los 800 andalucismos que figuran en la edición actual” del diccionario pero elegía ésa, “igualmente hermosa y expresiva”.

Muñoz Machado recuperaba a Andrés Fernández de Andrada, que escribió en su vida “un único poema”, la ‘Epístola moral a Fabio’, y renunció a cualquier fama y se apartó de la sociedad, algo que a “los demás nos resulta imposible” porque “nuestras profesiones y oficios están pensados para servirla y hacer felices a los ciudadanos”.

 

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La gala, a la que no le faltó ni la irrupción de la Inteligencia Artificial, recuperó los sones de ‘Libertad sin ira’ en las voces de Jarcha, cuyos numerosos integrantes recibieron la medalla Manuel Clavero Arévalo, y de ‘Sabor de Amor’, cuando recogió la medalla de las Artes el grupo Danza Invisible, dos actuaciones que contaron con la participación más que activa del público del Teatro de la Maestranza.

 

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La de las Artes también recayó en el grupo de sevillanas Los Romeros de la Puebla, con la presentadora dando un “Viva La Puebla” mientras despedían a sus integrantes y a la hija y viuda de dos miembros ya fallecidos, mientras que las de Ciencias Sociales y Letras recayeron en Ateneo de Sevilla y la cordobesa Revista Ánfora Nova. La de Deporte, además de a Sarah Almagro, recayó en una aplaudidísima María Pérez García, mientras que las de Solidaridad y concordia recayeron en la Plataforma Andaluza de Voluntariado y en Juan y Medio, otro momento álgido de la gala.

El comunicador, muy emocionado, recibió la sorpresa en el escenario: dos parejas de ancianos que habían rehecho sus vidas gracias a su mediación trasladaron al Maestranza un cachito de lo que es su programa en Canal Sur, dar visibilidad a su derecho a enamorarse y mitigar su soledad. “No les dan confianza para que hallen pareja pero sí para dejarles los nietos”, decía Juan y Medio, que reivindicaba su sitio, su derecho a decidir y la lucha por atajar su soledad “cuando todo lo que tenemos lo han hecho ellos”.

En Economía y empresa las medallas de Andalucía se otorgaban al constructor José Luis Sánchez Domínguez (Sando) y a la cooperativa agroalimentaria DCOOP; la de Investigación, ciencia y salud, a Eva María Laín y a la Confederación Andaluza de Alzheimer y Otras Demencias; al Mérito ambiental al historiador Manuel Titos; a los Valores humanos, al Cuerpo Nacional de Policía en sus 200 años, también aplaudidísimos, y a Cruz Roja Andalucía; y a la Proyección de Andalucía, al cantante y músico Pablo López, y a un emocionado Álvaro Domecq, rejoneador, ganaderos, bodeguero y director durante años de la Real Escuela Ecuestre de Jerez de la Frontera.

 

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