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El agua del Guadiamar da vida al Parque Nacional de Doñana

Enorme crecida de la corriente fluvial gracias a los más de 200 litros de agua por metro cuadrado que han caído en la cabecera del río

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  • Crecida del río Guadiamar. -

Mientras en Valencia el agua se ha convertido en muerte y desolación esta semana, ese mismo recurso natural está llevando la vida al Parque Nacional de Doñana, gracias a los más de 200 litros de agua por metro cuadrado que han caído en la cabecera del río Guadiamar.

La crecida de esta corriente fluvial ha hecho que, incluso, se acerquen a verla discurrir vecinos de zonas por donde pasa el río, para comprobar en vivo un espectáculo de la naturaleza que muchas personas tenían casi olvidado, con el cauce repleto de agua camino del sur de Andalucía.

De entrada, hay que explicar, como recuerda a EFE el geógrafo y responsable de Meteo Gerena, Jesús Núñez, que la vida que en estos días ha llegado al río es gracias a que se han superado los 100 litros por metro cuadrado en su cabecera.

Núñez intenta, desde sus redes sociales, hacer pedagogía para que sus seguidores conozcan bien algunos conceptos de la meteorología, recordando que, en alguna ocasión, puede llover mucho y que el cauce no se vea aumentado, porque todo depende de superar la cifra de 100 litros, además de que hay que tener paciencia, y esperar a que las escorrentías lleven cauce abajo todo el agua que cae en la cabecera.

Vida que nace en la Sierra Morena sevillana

El Guadiamar nace en la Sierra Morena sevillana, cerca del municipio de El Castillo de las Guardas, y es responsable en buena parte del ecosistema de los municipios por donde pasa, como Gerena, Sanlúcar la Mayor, Olivares, Benacazón o Aznalcázar, hasta que se une al Guadalquivir a la altura de Isla Mayor, a tiro de piedra de Doñana.

Tiene, además, sus propios afluentes, como el río Agrio y el arroyo Ardachón. “Es vida que corre por los campos”, explicaba a EFE un joven este viernes mientras veía pasar el agua como hacía mucho que no se veía, camino de terminar, en buena parte, en las marismas de Doñana, y llevar esa misma vida al Parque Nacional que comparten las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz.

Una vida que hay que contemplar, eso sí, con prudencia, porque el acceso al río es tan sencillo como peligroso en algunos puntos si no se toman las debidas precauciones, y por eso están señalizados como tal puntos como el puente entre Aznalcóllar y Gerena, bajo el que pasa el río con toda la fuerza del agua camino de Doñana.

Marismas llenas de vida

En otro punto de la provincia de Sevilla, el agua también se ha transformado en vida, pero en esta ocasión para los cultivos que dependen de su presencia en la comarca del Bajo Guadalquivir, una de las más importantes en producción agraria de la región.

Explica el responsable de Productos Transformados de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) en Andalucía, Diego Bellido, que a los cultivos otoñales, como la coliflor, el brócoli o la alcachofa, le ha venido más que bien lo que ha caído, así como a alguna variedad de remolacha temprana.

Eso sí, en esto tampoco llueve siempre a gusto de todos, y el algodón, maíz dulce, aceitunas y arroz no están tan felices por este aporte extraordinario de agua, por diversos motivos relacionados con el cultivo de cada uno de estos productos.

En lo que sí coincide cualquiera que se lo pregunte es en el “tremendo espectáculo” que supone ver cauces de ríos corriendo como siempre se desea, o las marismas del Guadalquivir pegadas a la autopista AP-4 llenas de agua hasta arriba.

En cifras, las reservas de agua de los embalses de la cuenca del Guadalquivir han aumentado con el paso de la DANA en 180 hectómetros cúbicos, y el  volumen embalsado asciende hoy a 2.776 y se sitúa en el 34,5 % de su capacidad total, lo que supone 1.274 y casi 16 puntos porcentuales más que hace un año en estas fechas. 

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