Ministros y viceministros de Asuntos europeos, reunidos ayer en Praga para un encuentro informal que terminó convirtiéndose en un ejercicio de gestión de crisis, aprobaron una declaración en la que urgen tanto a Moscú como a Kiev a “cumplir sus obligaciones” sin dilación.
El gesto no ha tenido de momento efecto sobre la disputa, pese a que desde el pasado miércoles parecía que tanto Rusia como Ucrania aceptaban la propuesta europea de una supervisión internacional del flujo de carburante ruso que transita por los gasoductos ucranianos.
En Bruselas, delegaciones de las empresas gasísticas involucradas –la rusa Gazprom y la ucraniana Naftogas– fueron incapaces de acordar con la UE las modalidades del envío de esos “observadores independientes”.
“El diablo se esconde en los detalles”, admitía en Praga el viceministro checo de Asuntos Europeos, Alexandr Vondra, antes de confirmarse que los contactos técnicos en Bruselas no daban resultado.
Para el próximo lunes ha sido convocada una reunión extraordinaria de los ministros de Energía de la UE, en la que se analizará “la situación en el mercado, incluida la cuestión de los observadores, y la adopción de medidas”, afirma la declaración sin más detalles.
El secretario de Estado español para asuntos europeos, Diego López Garrido, valoró el hecho de que la Unión haya asumido como propio el problema del corte en el abastecimiento de gas ruso, tal y como viene defendiendo España desde el principio.
“Este es un asunto de Europa, que afecta estratégicamente a la Unión”, aseguró.
En su declaración conjunta, los Veintisiete consideran “inaceptable para la Unión ver a sus ciudadanos y empresas sufrir las consecuencias de cortes de gas debidos al incumplimiento por ambos países de sus obligaciones contractuales”.
En alusión a Rusia y Ucrania, añade la nota que “ambas partes han mostrado hasta la fecha poca determinación a la hora de resolver el problema, que menoscaba su credibilidad”.
El mensaje desde Praga provocó la aceptación por Ucrania del envío de observadores europeos, pero sin presencia rusa, lo que no ha sido aceptado por Moscú.
Los europeos tratan de separar dos problemas: el litigio bilateral entre Rusia y Ucrania por el pago del gas que Moscú vende a Kiev, y el tránsito por territorio ucraniano del gas que Rusia vende a Europa.
Moscú ha cortado totalmente el suministro a la UE con el argumento de que Ucrania lo desvía en beneficio propio para compensar los recortes que Rusia le impone con el fin de resarcirse de la deuda contraída y de obligarla a aceptar precios más altos.
La propuesta de enviar verificadores imparciales tiene como objetivo comprobar cuál es el flujo real de gas ruso que entra a Ucrania y sale de ella.
MILES DE HOGARES SIN CALEFACCIÓN EN PLENO INVIERNO
Con el termómetro hundiéndose muy por debajo de los cero grados, cientos de miles de hogares estaban ayer sin calefacción en varios países de los Balcanes debido a la ‘guerra del gas’ entre Rusia y Ucrania, que amenaza con causar un gran sufrimiento a la población de esa región.
El padecimiento es ya alarmante en Bulgaria, Bosnia y Serbia, las naciones más vulnerables al corte del suministro del gas ruso que atraviesa Ucrania y que causó desde el comienzo, el martes pasado, un impacto inmediato en sus poblaciones.
La interrupción se hizo total el miércoles y afecta al menos a 16 países, si bien muchos de ellos, como Austria, Alemania, Italia, la República Checa, Turquía o Rumanía, entre otros, están menos expuestos a la crisis porque disponen de recursos alternativos.