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Narbonne, la Vía Domitia

Es una de las ciudades del sur francés que, ubicadas junto a la autopista A-9, resulta un placer para una pequeña parada

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  • Tramo Vía Domitia -

Conduciendo desde España hacia el norte europeo siempre se cruza Francia, lo que es un placer hasta en las pequeñas paradas. Narbonne es una de las ciudades del sur francés que, no por casualidad, está junto a la autopista A-9, por lo que en caso de disponer de un par de horas en su viaje por Francia,  siempre le sugeriré que la visite.

La Via Domitia fue la primera calzada que los romanos construyeron en la provincia de la Galia que hoy, más o menos, coincide con lo que conocemos como Francia, el país galo -de ahí el nombre-. Esta vía, que en Hispania tomó el nombre de Vía Augusta hasta Gadir -Cádiz-, recorría el arco mediterráneo desde la región italiana del Piemonte.

En el párrafo anterior mencionaba que Narbonne no está por casualidad en la A-9, y me explico: la A-9, autopista que conecta con España, se construyó para dar salida al saturado tráfico de alguna carretera principal; esta carretera principal fue algún día un camino muy frecuentado, y siglos atrás debió ser un camino de cabras de “largo recorrido” que a su vez derivó en su itinerario de una antigua calzada romana.

Efectivamente, lo que creo que usted está pensando es cierto: los romanos, hace más de dos mil años, diseñaron una buena parte de nuestra red europea de vías de comunicación, tanto vías de tren como carreteras y autopistas, siguen el trazado de muchas de las antiguas calzadas romanas. En el centro de Narbonne, sin ir más lejos, la Rue Droite, una de sus calles principales, toma también el nombre de “Antigua Via Domitia”.

El centro de Narbonne

El centro de Narbonne es muy agradable para recorrer a pie. De preferencia, le recomiendo que lo haga por la mañana coincidiendo con los horarios de apertura de “Les Halles”, un centenario mercado de estilo propio donde proveerse de las mejores materias primas de la “cuisine française” y en especial de alimentos mediterráneos. El mercado está enfrente del Paseo Mirabeau, un acogedor “Cours” -palabra francesa que define a un paseo no muy largo pero ancho- en la orilla derecha del canal de la Robine, un pasillo fluvial que conecta el mediterráneo con el Canal du Midi y que es la espina dorsal de la ciudad.

Detrás del mercado está la iglesia de Nuestra Señora de Lamourguier con una de las mejores colecciones de lápidas de Europa. Al final del Cours Mirabeau -hay mercado jueves y domingo- está el Puente de los Mercantes, un monumento protegido por la Unesco que está en el itinerario de la Vía Domitia y que es en sí un pequeño barrio sobre el canal y, por supuesto, es una estrecha calle comercial muy animada y concurrida que lleva a la orilla izquierda del canal.

La plaza del Ayuntamiento es el centro de la ciudad y merece unos minutos de detenida observación. En el centro están los restos de un tramo original de la antigua Via Domitia. Enfrente, el Ayuntamiento, está ubicado en el interior del, impresionante, conjunto monumental del Palacio de los Arzobispos. Después de Avignon, es el segundo conjunto monumental francés del género arzobispal y puede visitarse libremente. En el Ayuntamiento pueden obtenerse informaciones y planos turísticos así como pasar al Patio del Palacio Nuevo o a la Torre del Homenaje “Gilles Aycellin”. Desde el Palacio Nuevo se pueden admirar la Gran Escalera, la Sala de los Cónsules -con exposiciones de Arte-, el Claustro o el patio de La Madeleine donde se realizan eventos, conferencias y obras de teatro.

La Rue Droite, antigua Vía Domitia y efervescente calle, lleva a la Catedral Gótica de Narbonne dedicada a San Justo y a San Pastor y cuya construcción se inició en 1272. Como edificio, le asombrará tanto el coro, construído en cuatro tramos que ocupan una superficie de 45 x 48 metros, como la altura de las bóvedas a más de 40 metros de altura y que se sustentan sobre unas increíbles columnas. A la entrada de la catedral, no se olvide de observar en un simpático gesto  la peluquería canina Chien-Chic y su laureado palmarés.

Si dispone de un poco más de tiempo que el par de horas inicialmente propuestas, le recomiendo, en las afueras de Narbonne y a escasos 15 kilómetros, que visite la Abadía de Fontfroide, una sobresaliente herencia del Cister y que constituye una auténtica ciudad monástica. ¿A que se parará un par de horas en Narbonne?

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