La estética de la portada de la Feria, esta vez de Mayo, de 2014 recuerda a los kioscos del Agua que existían en la ciudad a mediados del Siglo XIX. ¿Pero que eran estos kioscos?
Durante la segunda mitad del Siglo XIX se produce un fenómeno de éxodo de las poblaciones rurales a las ciudades, este hecho genera que la población de la ciudad aumente considerablemente en pocos años. Este hecho conllevaba la necesidad de servicios e infraestructuras que ayudasen a satisfacer las necesidades públicas y ciudadanas que comenzaban a florecer.
Uno de estas necesidades era la del abastecimiento de agua potable en las zonas públicas. El medio centenar de fuentes públicas, concentradas en las mismas zonas y la figura del “aguaor” se tornan en insuficientes ante la nueva demanda. Surgen así los kioscos de agua, en primer lugar en las zonas de élite y grandes plazas de la ciudad y que luego van diseminándose por la urbe.
Tenían como función la venta de vasos de agua, refrigerios, gaseosas o zarzaparrillas. Su forma y fisonomía respondía a la ordenación urbana de la ciudad y normalmente se diseñaban con grandes y puntiagudos pináculos barrocos y con arcos mudéjares en una clara contraposición de estilos, pero sobre bajo tendencia oriental.
La función de todos ellos era, primordialmente, la venta de agua por vasos a los viandantes que, por una módica cantidad de dinero, podían beber de cántaro y botijo.
Este año será la portada de la feria la que los recuerde en otra fiesta en que los sevillanos no habrán perdido, eso sí, el gusto por degustar bebidas refrigeradas de diversa índole.
