Desde mi recién estrenada jubilación, se me brinda la oportunidad de poder colaborar en la edición en formato escrito, a ser posible critico, de Viva El Puerto. Tras intensas y tensas negociaciones, siempre en terreno neutral como es una tasca, hemos firmado un acuerdo de paz sin otro motivo que prepararnos para la guerra. Intentaremos poner puntos sobre íes, ver qué se cuece en la cocina, derribar muros más gordos que las murallas de Cádiz y justificar el sueldazo que me largan. Tocaremos temas sobre Cultura, Ocio, Historia, Gobierno y gobernantes, Planes de futuro y cualquier otra pamplina que se me ocurra sobre èsta nuestra maravillosa ciudad de El Puerto.
Ojalá , viva Dios que así lo deseo, sepa transmitir mi pensamiento a tanta y tanto portuense. Intentar al menos alborotar las conciencias que en décadas he visto algo decaídas por el mero hecho de vivir en un lugar tanto óptimo como idílico para comenzar un romance veraniego sin pararse a pensar si habrá boda.
El Puerto es mucho más que eso señoras y señores, es la cuna de tu infancia, si es que has nacido aquí y es el increíble lugar donde el buen Dios te vino a dejar caer si vienes de fuera. Por eso hay poner sobre la mesa un palabrerío crítico (insisto) al abrigo de los acontecimientos que sistemáticamente se vienen apreciando en sus días y noches, cual cascada de despropósitos a mi entender.
Sea el Gobierno que sea, aquí ha habido despropòsito y compadreo alternativo, hoy tu y mañana yo, siendo para mi el gran error si queremos ser punta de lanza de cara al mundo. Si eres el representante de mi ciudad elegido democráticamente (aùn valiéndose de las ingenierías políticas de curso legal para ello) y no respondes al compromiso contraído, a por tabaco! Otro que ocupe su lugar y asì hasta que demos con quien verdaderamente siente y padece ésta nuestra ciudad.
No hay peor destierro que vivir en tu tierra sin hacer nada por ella. No hay que ser conformista con lo que no se entienda. La inquietud es la espada más afilada que conozco… utilízala.