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Injustos indultos, insultos

Sol Cruz-Guzmán, arquitecta y diputada del PP por Sevilla, nos habla sobre su rechazo a los indultos que planea el Gobierno central

Publicado: 03/06/2021 ·
22:32
· Actualizado: 03/06/2021 · 22:32
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  • El Tribunal Supremo. -
Autor

Sol Cruz-Guzmán

Arquitecta de profesión por la ETSA Sevilla. Diputada por Sevilla en el Congreso de los Diputados

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Injustos. Porque estamos hablando de justicia. De ese poder que da legitimidad a nuestro sistema democrático. De este poder que nos permitirá recurrir los indultos que Sánchez pretende consumar. Las declaraciones de Calvo hace unos días, han superado con creces a sus afirmaciones sobre la orfandad de propietario del dinero público. Afirma Calvo que la figura del indulto es un instrumento para “contrapesar” los poderes del Estado, y ha reivindicado la obligación del Ejecutivo de defender “el interés general” de todos los ciudadanos. Sin duda alguna, el interés general para todos los españoles sería no ensombrecer la seguridad jurídica de nuestro país, y por ende no manchar nuestra reputación exterior. “A veces la mejor justicia es la peor política”, remata la vicepresidenta. Por favor, llevamos un año y medio de atropello a nuestro sistema, basado en la clara  separación de poderes, y esta es la gota que ha colmado el vaso y que ha provocado la indagación, señora Calvo, de manera general, de todos los españoles.


Si usted aún no siente esa indignación que sentimos muchos, le aconsejo que lea el demoledor informe del TS donde  se subraya que “no hay una mínima prueba de arrepentimiento ni motivos de Justicia, equidad ni utilidad pública pero sí intención de reincidir”.


Indultos. Como el perdón, el indulto necesita de un claro arrepentimiento, que se ha sustituido en este caso por una firme convicción de repetir los hechos que se condenaron. Es imposible  indultar a quienes no se retractan de sus acciones, como es imposible perdonar al que no pide perdón. Raquel, Josefa, Juana y cientos de españoles más esperan y merecen esta medida de gracia. Ellos, que han saldado su deuda con la sociedad, que han sido perdonados por los afectados, que se han arrepentido de sus hechos y están reinsertados con una nueva oportunidad de vida, que es objetivo último de la prisión, deben estar contemplando con estupor este espectáculo.


No sólo los partidos de la oposición han denunciado el uso retorcido de esta excepcional medida. Militantes, dirigentes y referentes socialistas han pedido públicamente que se frene este atropello. Ibarra pide un referéndum entre las filas socialistas, Guerra definía la medida hace unos días en Sevilla como “políticamente indeseable y jurídicamente ilegal” y  muchos militantes se acogen al Código Ético del Partido Socialista, redactado bajo mandato Sánchez, para pedir que se frene esta locura.
¿Nos encontraremos con un presidente del Gobierno expulsado de su propio partido? Todo es posible, viniendo del primer presidente del gobierno que accede a su cargo tras una moción de censura y sin ostentar acta de diputado.


Insultos. Ningún gobierno está legitimado para conceder indultos en contra del criterio del Poder Judicial y, lo que es peor, a pesar de la burla y el desprecio de quienes van a ser indultados. En ese caso, los indultos se convierten en insultos para los ciudadanos y para la propia democracia; para un Estado de Derecho que se sustenta en el resto entre los tres poderes del Estado y el imperio de la ley. Los indultos injustos son insultos. Y si se hacen por la conveniencia de mantenerse en un sillón, en la Moncloa, entonces merece otro apelativo más: infamia.

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