Nuestras salidas las hacemos hacia algún destino y con el deseo de volver al punto de origen, con nuestras paradas y treguas mirando hacia atrás y hacia adelante, entre el rechazo y la esperanza, desplegándonos y replegándonos, entre cifras que nos benefician y datos que nos perjudican.

En ocasiones el tiempo se nos pasa y en otras contamos los segundos como si fuesen horas, vamos subiendo cumbres y superando obstáculos y bajamos a lo más profunda de las oscuridades. Y poco a poco vamos abriéndonos pasos por caminos y veredas que nos parecían inalcanzables.

Encontraremos en nuestras rutas personajes estrafalarios y rutas sinuosas llenas de sorpresas y oportunidades, lo que nos obliga a tener una gran capacidad de adaptarnos a los cambios. Y una buena energía para saber transformar la realidad.

Una de las palabras más manidas en el mundo de la política es la innovación, curiosamente sale de la boca de aquellos que no se miran a los espejos, y no comienzan por practicarla., y cuando toman conciencia y se dan cuenta , terminan reproduciendo aquello que critican o que llevan haciendo toda su vida.

Salir para regresar, o irse para no volver, dejar pasar los hechos como si no fueran con nosotros o implicarnos y asumir responsabilidades , dar la cara o mirar para otro lado, y nos vamos componiendo y recomponiendo como si fuéramos robots con mil y una piezas.

Caminando salimos y regresamos , lo que no debemos es quedarnos quietos , pensando que esperar sin mover un dedo es la solución. En los momentos nos vamos y volvemos permanentemente a través de las redes sociales , tal vez cuando estas nos fallan diera la impresión que el mundo se nos viene abajo y nos paralizamos.

¿Qué hacemos sin WhatsApp , Istagram y Facebook? Nos sacan de la normalidad y buscamos desesperadamente otras redes para permanecer incomunicados , aunque estemos tecleando en todas las direcciones., y nuestros paraísos perdidos a los que podremos llegar llevando un móvil, que es como tener el mundo en nuestras manos se convertirán en espacios podridos.

Entre ese ir y volver, habremos de tener mucho cuidado , para no crearnos un mundo virtual de falsos éxitos, en la que la verdad asoma solo por las rendijas y los bulos lo invaden todo. Nos congelamos con palabras frías y nos achicharramos con vocablos ardientes.

Recorremos kilómetros y kilómetros , superando obstáculos y debatiendo en polémicas que en ocasiones ni nos van ni nos vienen. Nos creemos protagonistas de nuestras historias y terminamos convirtiéndonos en actores fáciles de manejar.

Hablaremos con gente de manera abierta y pública, o de forma discreta y confidencial , y en las diferentes situaciones descubrimos preguntas que muchas veces nos habíamos hecho sin obtener respuestas , y aprenderemos a comprender y gestionar nuestras emociones y sentimientos, a lo largo de todo el recorrido.

Cuando vamos y regresamos en numerosas ocasiones nos acostumbramos a dejar espacio a los demás ,y no enfadarnos por lo que dicen o hacen . Veremos que no hay democracias impuestas sino ganadas día a día, y que ente impresiones y expresiones , lo importante es cumplir con nuestras obligaciones.

Salimos un día cualquiera y regresamos en el momento más inesperado , y en medio conoceremos a quienes llenan nuestras vidas y a los que no sirven ni para rellenar.