Todas las historias tienen un comienzo y con toda seguridad un final, que aunque pronostiquemos, no llegamos nunca a conocer a ciencia cierta. Mientras pasa el tiempo y ocurren cosas, algunas previsibles y otras sorpresivas. A veces desorientados, no encontramos la solución, quizás porque seamos nosotros mismos.
Nos movemos entre propuestas vagas y planteamientos precisos y en medio de las dificultades, nos caemos y volvemos a levantarnos, sacando fuerzas de donde no pensábamos, y en ese viaje impredecible,, aceptamos las normas y nuestros límites, y desarrollamos habilidades y estrechamos vínculos.
Vamos dejando atrás el pasado y centrando nuestra atención y esfuerzo en lo más nuevo, que nos atrae y nos impulsa hacia novedosos proyectos e iniciativas. Con generosidad y actitud positiva mejoramos nuestras relaciones sociales y eso nos hace sentirnos más en calma y cómodos.
No debemos dejar de pelear por muy difícil que nos parezcan las cosas, si por fin todo termina a nuestro favor., nos llenará una sensación de paz y equilibrio, tendremos las ideas y las emociones más claras y dejaremos de estar al borde del colapso. Porque lo que antes nos parecía detestable, ahora nos resultará admirable.
De principio a fin, procuramos llenar de colores nuestras vidas, liberándonos de agobios, angustias y ansiedades, y estrujando más los pros que los contras de las situaciones, y procuramos ir sincronizados como los buenos relojes.
A veces nos lamentaremos porque lo vimos venir, pero no hicimos nada por evitarlo o nos extrañaremos y quejaremos porque lo que intentamos explicar es tan ininteligible que nadie logra entendernos, y nos moveremos entre aquellos que tienen cosas que contar o los que por mucho que hablen, no dicen nada.
Las circunstancias nos ofrecerán lotes de cal y arena, nos situarán a veces entre dudas e incertidumbres y no sabremos por donde empezar, en esos casos comencemos por sonreír y tendremos gran parte del camino recorrido. Hemos de disfrutar al máximo de las buenas noticias, de las situaciones positivas y de los momentos felices que la vida nos ofrece, ya tendremos ocasión de sufrir con los malos tiempos.
Hagamos frente a las obsesiones que nos paralizan y nos bloquean, sin ser admiradores de modelos desaparecidos. Hemos de vivir con arreglo a la etapa que nos ha tocado vivir y no empeñarnos en resucitar el pasado o adivinar el futuro, Ni trapos sucios ni prejuicios, ni estafas ni imposturas y recordar que siempre las cosas serán distintas y nada volverá a ser igual.
Estemos siempre dispuestos a convertir lo aburrido en divertido, y lo desgraciado en feliz. Nuestra actitud es muy importante para sacarle el máximo provecho y bienestar a cada momento, para adaptarnos a los cambios y dotarles de mayor significado.
Muchas veces no logramos conseguir el equilibrio entre las demandas y exigencias de las funciones que tenemos que realizar y nuestras propias capacidades, y nos estresamos porque se nos obligan a llevar un ritmo elevado con objetivos casi imposibles de cumplir.
Es importante que entre el principio y el fin de nuestros caminos, hay muchos momentos en los que la lógica no exista y por mucho que pongamos el foco para que todo ocurre como habíamos previsto, y la relación entre los antecedentes y los consecuentes brilla por su ausencia, existiendo más brechas donde deberían haber más uniones y soluciones.