Cuando sorteamos las máximas dificultades, nos empeñamos en buscar las maravillas en los lugares más apartados y recónditos, sin darnos cuenta que con tal que observemos un poco la solemos tener delante de nuestros ojos, y cuanto más esfuerzo requiere por nuestra parte, menos importancia le damos, y más dificultades nos encontraremos por el camino, por eso mejor y con más fuerza resolveremos nuestros problemas.
Hemos de saber lo que dejamos atrás y lo que tenemos por delante, dónde están las maravillas y en qué lugar situamos cada cosa de las vividas. , qué nos produce enfados y alegrías, cuando hemos de encender el fuego y en qué momento debemos abrir la manguera para apagarlo. Tengamos mucho cuidado con los pirómanos que parecen bomberos y viceversa.
Aprovechar las maravillas, no es perder el sentido de la realidad ni caer en el taller de las chapuzas, sino ser capaces de disciplinarnos en el camino de la normalidad, asumir con las tripas del éxito que en cualquier momento podemos fracasar, y que lo que menos esperamos está al alcance de nuestras manos.
Aparentar lo reducido para parecer grande. No reparar en las menudencias y dar importancia a lo que realmente nos hace felices, aunque topemos con el demonio en todas partes o nos cueste encontrarnos con los seres más bondadosos y desinteresados.
Las maravillas que veamos, oigamos y disfrutemos dependen mucho de la actitud que mantengamos. No es lo mismo ir de optimistas por el mundo en el que podamos sacarle jugo a cualquier insignificancia, que viajar por los tiempos y espacios envueltos en una capa de tristeza y melancolía.
Lo sorpresivo , coloca una nota de reinvención en nuestras vidas , que nos inyecta de iniciativa y creatividad, que hace que sumemos en lugar de sortear obstáculos que en ocasiones nos sitúan entre la resta y la división , y nos cierran a nuevas iniciativas, que podrían ser o convertirse en ansiadas maravillas.
Dar un paseo por donde siempre andas, por los lugares más conocidos, para hacerte descubrir cosas nuevas, y aspectos inéditos de las mismas, abrimos los ojos, frenamos ante las líneas rojas, nos quedamos huérfanos ante las maquinas que nos gobiernan.
Resulta maravilloso aprender a leer distinto, encontrar ventajas para descubrir nuevos contenidos, y ver que hay cosas que nunca olvidamos, que hay pactos que nos dan miedo y cosas que por mucho que nos empeñemos no nos harán mejores.
Entre esenciales y aplaudidos, no pueden resultar maravillosos ser precarios y poco reconocidos, con lo que no bastan las buenas palabras para quienes reconocemos en sus tareas, si no necesitamos que éstas vayan acompañadas de hechos eficaces.
Maravillas son los tiempos claros que nos encienden nuestras luces frente a los oscuros que no nos permiten distinguir entre paralelos y perpendiculares, infiernos y paraísos, los mejores finales y los peores principios.
A veces nadie entiende nada, por muy bien que nos lo expliquen, porque no logramos despejar las incógnitas, ni hacia donde van las tendencias, porque hemos de saber distinguir entre lo que se ve y lo que no se ve, entre hacer preguntas que pueden contestarse u otras que jamás tienen respuesta, sin tener la seguridad que el futuro siempre será peor.