Hay personajes que tienen todas las características e ingredientes de haberse escapado de las páginas de un libro de terror o una novela negra. Pero no les voy a contar ningún relato tétrico, que les ponga la piel de gallina o los pelos de punta.
Vamos a observar como en ocasiones en la normalidad o en nuestras peripecias cotidianas hay cosas que dentro su simplicidad, lo que debería formar parte de la más absoluta normalidad, no nos dejan dormir y nos quitan el sueño.
Durante el Estado de Alarma han sido miles los fallecidos en los Centros geriátricos. Hay algunas Comunidades Autónomas como la de Madrid se ha pasado todo el tiempo negando y proyectando en el Gobierno Central sus incompetencias y culpas. Entre órdenes y contraórdenes los mayores con seguros privados si fueron trasladados de la residencias a hospitales en Madrid
¿Cuántas historias inquietantes y destructivas encerraran estas muertes desde la soledad y el aislamiento?
Lo que hasta el presente nos parecía absolutamente normal ha cambiado radicalmente, y se va a traducir en nuestra manera de pensar y actuar. Así lo que antes nos pudiera parecer inquietante incluso amenazador, hay algunos planes logísticos que se han demostrado eficaces durante los meses de confinamiento.
Hemos pasado de la reconversión de tiendas en almacenes a la especialización de los envíos, y hemos podido comprobar como las cadenas de suministros y repartos con visión de futuro han adelantado sus planes de renovación digital en cinco años lo que garantizará en todo momento nuestro abastecimiento.
Resulta alarmante que frente a la inmensa mayoría de la gente que adopta una actitud responsable, preservando la salud propia y la de todos en el desarrollo de la pandemia, existan sujetos corrosivos que se disfrazan de personajes vandálicos para sembrar el mal y el terror.
Entre alarmante y perturbador es caer en la peligrosa aventura de hacer pronósticos sobre la nueva realidad y mucho menos pensar, como suelen hacer los que se consideran en posesión de la verdad, como si fuera la única existente. Si algo estamos aprendiendo de todo lo vivido y padecido durante estos meses es que somos frágiles e inseguros y que hemos de cuidar diariamente los pilares del estado de Bienestar, como la salud, la educación o las políticas sociales e invertir en Ciencia e investigación.
Uno de los retos que tenemos en estos tiempos es combatir la pobreza. Si antes de que la OMS declarará la pandemia y el Gobierno de España aprobara el Estado de Alarma, los niveles de exclusión alcanzaban a una cifra ligeramente superior a los 12 millones o 4,5 millones de hogares , casi el 25% del total. Me temo que en estos momentos y por los efectos devastadores de la crisis del Coronavirus son sensiblemente mayores.
Las colas del hambre haciéndose interminables en las calles de los barrios más deprimidos, evidencian la desigualdad y la pobreza y nos denuncian que el abordaje ha de ser desde múltiples perspectivas .Por eso el recién aprobado Ingreso Mínimo Vital con los votos de todos los partidos políticos a excepción de VOX, quese abstuvo, es un paso histórico en el marco de los derechos en nuestro País.
Creo que además será un buen instrumento para prevenir el riesgo de pobreza y exclusión social de las personas solas o de aquellas que estén integradas en una unidad de convivencia y carezcan de recursos económicos para cubrir sus necesidades básicas.