En esta sociedad de las prisas y el enfrentamiento no nos dejamos tiempo para escuchar ni tampoco reservamos un espacio para la observación, en la que estemos dispuestos a qué de la mano de no dejar escapar detalle, aprendamos de los demás.

Envueltos entre los colores de la verdad y la mentira, necesitamos promover un cambio inevitable para que nuestra energía se recupere, olvidándonos de las limitaciones del pasado y disfrutando de nuestras vidas tal y como son ahora, sin enredarnos mentalmente en las intrigas de los que no quiere que reflexionemos,

Si actuamos desde la autenticidad , resolveremos los problemas mágicamente, afrontando con optimismo las situaciones más complicadas .Pregonando sentires y comprando silencios , hemos de avanzar con decisión por lo que nos apasiona.

Ejercer de demócratas noes solo cuestión de convicciones y actitudes , sino de aprendizajes. Nos conducen en una continua distopia que como retrata Aldous Huxley en su obra “Un mundo feliz” a vivir en democracias aparentes que no son sino dictaduras perfectas, sistemas laborales y de consumo, que son esclavitudes camufladas y libertades, que parecen más entretenimientos que reflexiones profundas sobre nosotros y el mundo.

Necesitamos escuchar y observar con atención, para no quedarnos en la propaganda ni en las superficies de las apariencias de paisajes impolutos , futuristas , perfectos y maravillosos, que lejos de tener vida propia fuera de nosotros, nos acompaña desde nuestro interior, creándonos un mundo artificial, más virtual que real.

Casi siempre, aunque no nos lo creamos, la ficción supera a la realidad, incluso a veces nos intentamos engañar cubriendo con un velo de fantasía todo lo que nos ocurre. Los guiños a la irresponsabilidad y abrir las cajas del engaño no son buenos aliados cuando se tienen tareas de gestión institucional.

Resulta difícil digerir lo mismo y lo contrario, cuando no se entiende ni una cosa ni otra y quedamos rehenes y encarcelados., y se provoca el desconcierto estimulando en los demás el desánimo y la falta de rumbo, volviendo al pasado y sin poder dar un paso hacia el futuro.

Deberíamos prestar más atención al resto de la humanidad , escuchando lo que dicen y observando lo que miran, y no empeñarnos en formar parte de las estadísticas de los nuevos dueños del ocio audiovisual de las plataformas digitales y las redes sociales, aprovechemos las oportunidades que se nos brindan para conocernos mejor.

Cuidado con descuidarnos, y llevar la estrategia de la tensión y el enfrentamiento al límite para sacar los máximos beneficios. Este creerse más listo puede terminar muy mal para el interesado y lejos de salvarse y verse como valedor de agresiones y amenazas, encontrarse en el fondo del pozo sin nada ni nadie.

A la vida  hay que echarle coraje, unas gotas de misterio para hacerla entretenida y quitarle boato, joyas y piedras preciosas. Debemos descubrir lo complejo desde nuestra sencillez,  ser discretos, imbuirnos del silencio que nos traiga paz y, centrarnos en lo esencial y tener la resistencia para hacer grandes esfuerzos.

Entre el dentro y el fuera, lo interior y lo exterior, nunca debemos perder la pasión por las cosas. Procuremos ir un paso por delante. Tenemos que dejar los prejuicios fuera y no será tan complicado.