Nunca debemos dejar que nos venza la pereza y encontrar el momento adecuado para hacer lo que debemos. Cuando el ambiente es positivo y gratificante no debemos agotarnos en tareas inútiles ni perder demasiado tiempo en tonterías.
No debemos dejar las cosas al azar sin hacer ningún esfuerzo, porque recibiremos muchos reproches, ni aceptar exigencias de quienes no les tienen ningún respeto a los demás. Debemos saber coger el toro por los cuernos y huir de las rutinas, dedicándonos a tareas nuevas.
Hemos de resistir las tentaciones de meternos en conflictos ajenos sin haber sido capaces de resolver los nuestros. Es bueno y deseable aprender a gestionar nuestras emociones y pasiones y no ser absolutista en la defensa de nuestras ideas, aunque nos mostremos enérgicos y decididos.
Nuestras persistencias en muchas ocasiones nos dan resultados, entre la armonía y la ternura, nos ofrece mayor número de posibilidades y probabilidades, mientras que nuestras torpezas nos despiertan las habilidades para colocarnos en el centro de todas las tormentas.
Si no hacemos lo que debemos, caemos con facilidad en el desequilibrio de movernos entre las cosas sobrevaloradas y las cuestiones ignoradas. Cuando nos sentimos pletóricos con lo que hacemos, es como si despertáramos de un extraño sueño, en el que parecemos sentirnos hechizados y seducidos por otra forma de ver el mundo.
Más allá de los gestos, pensamientos y sentimientos, toleramos mal la falta de sensibilidad y buscamos una idea novedosa para encontrar soluciones a nuestros problemas, y que no nos ocurra como en la mitología le sucedió a Antígona que tuvo que acompañar a su padre Edipo en el destierro.
Con frecuencia hacer bien las cosas nos genera , a veces, disgustos y sinsabores, lo peor es cuando además algunas nos salen bien, no podemos evitar que algunas moscas se nos peguen al cristal y se deforma la defensa de las autenticidades y se oscurecen nuestros triunfos.
Entre las pérdidas y los encuentros , nuestros pensamientos y sueños nos deben servir de inspiración para que nuestros proyectos avancen e inducidos a adoptar actitudes, decisiones y acciones. En medio de tanta información y posverdad, no nos damos cuenta que a veces lo que nos llega es una gran falsedad disfrazada de sinceridades y a las que damos un crédito que ni tiene ni se merece.
El optimismo nos ayudará a tomar una decisión importante con rapidez y debemos confiar en nuestra capacidad de análisis para comprender lo incomprensible, interpretar lo más extraño, pero no justificar lo injustificable con tal de salvaguardar nuestros intereses.
Hay ocasiones en las que fantaseamos demasiado, imaginando lo que podía ocurrir y recordando lo más negro y oscuro del pasado y curiosamente terminarresolviéndose lo que, hasta entonces, había sido un problema para nosotros y para los demás una solución evidente.
No debemos depositar nuestras expectativas y esperanzas en quien no puede cumplirlas y vemos que hay amores que terminan en odios irreconciliables, temores que terminen convirtiéndose en fobias incurables y horrores paralizados, sorpresas que nos dejan perplejos, disgustos que nos hacen sufrir y penas sin fin y sin islas de alegría en el camino.
Los escaparates de los regalos y los bancos de los favores, hacen que nos centremos en los aciertos y relativicemos las equivocaciones.