La sorpresa del once no fue Mikel Oyarzabal, sino Dani Olmo, el factor por el que apostó Luis Enrique Martínez para la descompensación de Italia y su defensa, de pronto inmersa en el jeroglífico que le propuso el hábil atacante, pero insuficiente hasta que Álvaro Morata recuperó su sitio, conectó con él, empató un partido perdido y se transformó en el mejor goleador en solitario de España en la Eurocopa, con la frustración final del penalti fallado que supuso la eliminación en la tanda definitiva.
Son los contrastes del delantero madrileño, capaz de igualar un encuentro que se escapaba en apariencia, con el crono como una losa que descontaba minutos hasta el 1-1 suyo, que reactivó a España, que la propuso como merecedora incluso el pase, y después protagonista del penalti parado por Donnarumma, justo en el momento decisivo, que separa jugar una final de no jugarla. La heroicidad de la decepción.
En el minuto 80 había ganado el atacante el pulso con el portero. Con 1-0 en contra, por el tanto de Federico Chiesa a la hora de encuentro, sin la percepción del gol de la igualada por parte de la selección española, enfrentada contra sí misma y contra una potencia como Italia, el delantero madrileño fue eficaz en la definición.
El sexto gol de Morata en la fase final de la Eurocopa. El récord de la selección estaba en los cinco que acumuló Fernando Torres en sus tres torneos continentales, entre Portugal 2004, Austria y Suiza 2008 y Ucrania y Polonia 2012; uno el más recordado de todos, el que permanecerá siempre en la historia de la selección, el del campeón de Europa frente a Alemania en 2008. El gol que lo cambió todo.
Desde entonces, Torres era el líder goleador de España en la fase final de esta competición, seguido por David Villa, con cuatro dianas... hasta que irrumpió Morata. En su estreno en Francia 2016 marcó tres dianas hasta su eliminación contra Italia en los octavos de final en el estadio de Francia, en Saint Denis, en París. En la Eurocopa multinacional de 2020, jugada en 2021, ha igualado sus registros. Igual que entonces, Italia eliminó a España.
Son ya 22 goles en sus 46 partidos como internacional, este martes sorprendentemente suplente. Cuando surgió públicamente la alineación, impactó. El delantero al que el técnico le había transmitido toda su confianza, le había reforzado, cuando su falta de pegada fue el sinónimo que sugirió los empates ante Suecia o Polonia, al que reivindicó en cada declaración, al que impulsó en cada decisión para salir relanzado, lo dejó en el banquillo.
La explicación fue visible desde el primer instante que el balón rodó por el estadio de Wembley: Luis Enrique ideó el partido con una intención que plasmó a la perfección durante todo el primer tiempo, con la posición de 'falso' 9 de otros tiempos en España, con Dani Olmo flotando entre líneas en el ataque, como un media punta de libre movimiento que dejó sin referencia a la firme zaga italiana.
A Giorgio Chiellini y Leonardo Bonucci, atareado en la persecución de cada recepción de Dani Olmo, los introdujo en una agitación imprevista. También a Roberto Mancini. Indetectable el atacante del Leipzig, desde su aparición por cualquier lado, entre el medio campo y la defensa rival, creció España el primer tiempo, protagonista además de dos ocasiones, una de ellas clarísima.
Hasta que lo subsanó Italia, allá por el final del primer acto principio del segundo, España jugó en torno a Dani Olmo, también crucial en el hito de Álvaro Morata, con el que conectó en una pared y al que asistió en el 1-1 en el minuto 80, el gol que provocó la prórroga -la tercera consecutiva de España en la actual edición del torneo, ante Croacia en octavos de final, ante Suiza en cuartos y ahora ante Italia en semifinales- y que lo transformó en un goleador inigualable las 14 participaciones españolas en la Eurocopa.
Más de 40 minutos después, en la crueldad del propio fútbol, que todo se vive al instante, sin mirar más allá que el segundo anterior, en el cuarto lanzamiento de España, con 3-2 en el marcador de la tanda para Italia, después del gol de Federico Bernardeschi, Morata falló su penalti. Lo adivinó Donnarumma a su izquierda. Después marcó Jorginho, entre la decepción de España y el atacante.
Deportes
Álvaro Morata, historia y frustración
Morata falló su penalti. Lo adivinó Donnarumma a su izquierda
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