Desde hace meses la Ermita de Santa Clara, un monumento recuperado para, en teoría, abrirla al público y que se convierta en parte de las rutas históricas por la ciudad, se ha convertido en un estercolero, donde los incívicos que residen en la zona o los que la toman de paso se han dedicado a tirar botellas, basura, bolsas, restos de comida, etc, haciendo que pareciera más un contenedor de basura que un espacio que forma parte del patrimonio histórico de la ciudad.
Y es ahora, a finales del mes de julio, cuando se está procediendo a eliminar las hierbas, que han ido creciendo a su antojo y con virulencia, cuando los vecinos del entorno consideran que es un poco tarde, porque podría haber pasado cualquier desgracia, un incendio que no sólo hubiera afectado al entorno de la Ermita, pues dicho monumento está vallado, sino el propio edificio. Además, confirman que incluso las basuras han ido alcanzando a este inmueble, porque los incívicos se han dedicado a tirarlos por encima de dicha valla.
Un cigarillo mal apagado podría haber sido motivo de un incendio, pero igualmente consideran que, cualquier niño jugando, podría haber entrado en “este estercolero” y haberse hecho una herida con graves consecuencias. E igualmente los roedores y los insectos han estado, en estos meses más calurosos, a la orden del día, por ello confirman que “la actuación no está de más, pero podrían haberla hecho antes, porque no es de justicia que tengamos que pagar todos por los guarros que han permitido que la Ermita haya estado totalmente plagada de mierda”. Por ello confían en que, para años venideros, la situación no se prolongue tanto.