Las oportunidades se aprovechan. Golpe de autoridad del Recre Portuense en Paterna que recupera el liderato y se acuesta en lo más alto de la clasificación como el mejor de la categoría. Una vez más.
Partido de fuerza y de coraje los que los rojiblancos sacaron para adelante. Complicado como él solo. Rocoso y difícil como pocos y jugado de poder a poder. Dos equipos con inercias opuestas y con objetivos diferentes. Estilos también dispares. Demasiados.
El Recre se vio obligado a enfundarse el mono de trabajo para doblegar a un voluntarioso Rivera. La felicidad y el cansancio acumulado y la efusividad tras los tres nuevos puntos sumados al final del mismo dibujaron el precio pagado.
Con una primera parte que no aventuraba un final feliz, el paso de los minutos dejó una imagen no acostumbrada de ver en el bando recreativista. Superado e impreciso. En un desajuste defensivo y ante la mirada indecisa de la zaga, el balón entró sin remisión al fondo de las mallas de Chico.
Tocaba apretar los dientes. Los locales no lo iban a poner fácil. Cada gesto, cada jugada iba implícita la máxima intensidad. Sobraron algunas actitudes poco edificantes.
La efusiva celebración de los de Bermúdez tras el gol, enervó los ánimos. Recuerdos de la ida. La memoria futbolera. La sangre no llegó al río. Gracias a Dios.
Cuesta arriba y con un horizonte indeciso por tal y como se estaba desarrollando, resultaba impredecible conocer el final. Un Recre sin el dominio de encuentros pasados fue a remolque buena parte de la primera mitad. Sin chispa e inconexo. Le costó reaccionar ante un Rivera motivado y excelso en sus fuerzas, que no en su calidad. Más demerito de los portuenses que mérito local.
Nuevo tiempo, nuevo equipo
El paso por los vestuarios resultó beneficioso para los recreativistas, que al más puro diesel creció con los minutos. Los cambios introducidos por Carlos Camacho surtieron efecto.
El equipo lo agradeció. Los animosos aficionados desplazados desde El Puerto, también. El balón cada vez pasaba más tiempo en poder de los visitantes. Este Recre está construido para jugar, para dejar batallas a un lado -y menos las que no son suyas- e imponer su criterio.
Con fuerzas renovadas, el partido se puso donde éste quería, de cara. Mientras las fuerzas del Rivera decaían, el Recre se acomodaba. Se adueñaba minuto a minuto del encuentro. El último tramo del encuentro, donde se dedicen los partidos, la negatividad dio paso a los mejores minutos rojiblancos. Cambio positivo a tiempo.
Precisamente, Litri, que había entrado en lugar de Perla, fue el autor del gol del empate. Rechazo en la frontal y en doble oportunidad, el extremo no falla y desde fuera del área empala y mete el gol. Aquí empezó a perder el partido el Rivera y a ganar el Recre.
Aún quedaban muchos minutos. El Recre subía y los locales empezaban a pagar el alto precio de la primera mitad. Sin esperar la reacción portuense, tres minutos más tarde y sin haber aún digerido el golpe, el Recre Portuense no dio más opciones y decidió sentenciar por la vía rápida. Segundo. Adri Colorado da la vuelta al marcador.
Adri había retrasado su posición para ser un central más. Su movilidad y su olfato quisieron que éste tuviera en sus botas el segundo. Sobre el campo ya, y a falta de 15 minutos, un solo equipo. La grada, los cánticos se tiñeron más si cabe de rojiblanco.
La fe por recuperar el liderato dio la personalidad y las fuerzas a un conjunto que no desfalleció para salir indemne. Personalidad y efectividad que fue utilizada cuando fue necesaria. El golazo de Rober, en un excelso remate al larguero, finiquitó la remontada rojiblanca. Sexta victoria a domicilio, siendo el equipo que más triunfos atesora y menos goles encaja lejos de casa.
El Recre Portuense tras la victoria pone más clara sus opciones de ascender. La palabra tabú comienza a ser más que de uso común entre la hinchada recreativista, que ve a su equipo en el camino correcto. 20 jornadas invictos así lo atestigua.
