El tiempo en: Chipiona

La tribuna de El Puerto

De la Encina y ocho más

El balance anual municipal reabre la capacidad de reacción de un Gobierno bloqueado, falto de frescura y de ideas que lo reactiven en una minoría que lo encorse

Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Si algo bueno tiene cada diciembre es que alumbra que el presente año acaba. La lectura a estas alturas puede llegar a ser positiva si el ejercicio ha sido fructífero o por lo contrario es mejor olvidarlo y pasar página cuanto antes.

El Ayuntamiento portuense anhela que el venidero sea mejor y menos traumático que el que se despide. Empezarlo con mayoría y acabarlo en minoría desprende un halo de merma evidente, tal y como ha sido 2016.

Si el comienzo de la legislatura avanzaba esperanza y reconquista ante el Gobierno derrocado, la interpretación en el ecuador de ésta es todo lo contrario, frustración, inadaptación e incapacidad para lidiar con los frentes abiertos y heredados.

PSOE e IU luchan contra elementos incontrolables y en inferioridad numérica en cada movimiento telegrafiado que realizan. La falta de frescura, cuando aún falta demasiado para que los nuevos comicios lleguen, condiciona y reprime la intención de un avance que se desvanece a cada paso.

No es habitual ni es aconsejable que un alcalde centralice buena parte de las Áreas. La imagen, más allá de las intenciones, muestra el  talento y la competencia de los que deben ser sus compañeros de viaje.

Éste acaba, pero 2017 ya anuncia que lo que aún está por llegar es más comprometido y complicado de gestionar. Se auguran cambios, pero no positivos en el horizonte.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN