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El Puerto

El bipartidismo no era tan malo

Los partidos más nuevos deben hacer una seria reflexión sobre su aportación democrática y su capacidad verdadera de negociación, consenso y diálogo

Publicado: 18/03/2021 ·
21:00
· Actualizado: 18/03/2021 · 21:00
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  • Rivera e Iglesias. -

La expresión “más vale malo conocido que bueno por conocer” parece que deberíamos de aplicarla al sistema democrático español. Porque si bien es cierto que el bipartidismo no terminaba de ser un sistema perfecto, la situación actual no es que no haya traído ningún avance, es que tiene sumidas a las administraciones (y, por tanto, a los ciudadanos) en un caos repleto de callejones sin salida.

Y los acontecimientos políticos de los últimos días y que comenzaron por una moción de censura en Murcia, bien claro lo dejan. Decían que por fin se habían acabado las etapas de las mayorías absolutas y que eso era bueno porque obligaba al diálogo y al consenso y a lo único que nos ha abocado es a sempiternos gobiernos en funciones, parlamentos paralizados, repeticiones de elecciones… 

Nos vendían que el multipartidismo nos iba a traer una mayor felicidad y calidad democrática pero desde que en nuestras instituciones se ha abierto el abanico de la representación la experiencia consiste en repeticiones de elecciones, adelantos electorales por imposibilidad de sacar adelante unos presupuestos, gobiernos en minoría atados de pies y mano, juegos de mociones de censura y un intolerable juego de sillones que en plena pandemia es menos permisible que nunca…

El bipartidismo, decían, no era bueno, pero es que la situación actual es aún peor, mucho peor. Y, básicamente, porque los que venían a terminar con el bipartidismo han terminado arrasados por el bipartidismo por un error fundamental: hacer las cosas igual que el bipartidismo y desestabilizar el sistema político más que contribuir a dar estabilidad y progreso.

Los nuevos partidos y plataformas, los de la regeneración democrática deberían reflexionar si su participación en política ha servido para mejorar  o, si por el contrario, su aportación se limita a la inestabilidad, el incremento de la confrontación y la polarización de una sociedad hasta límites irrespirables.

Los partidos más nuevos deben hacer una seria reflexión sobre su aportación democrática y su capacidad verdadera de negociación, consenso y diálogo. Porque los españoles cada día más tienen claro que el experimento no ha funcionado.

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