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Escrito en el metro

Alejandro en el Metro

El gentío agradece la puntualidad, la limpieza y los destinos. Y si abajo todo funciona como estaba previsto, por arriba los resultados son palpables

Publicado: 11/03/2019 ·
11:44
· Actualizado: 11/03/2019 · 11:47
Autor

Salvo Tierra

Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial

Escrito en el metro

Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía

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Pronto cumplirá cinco años. Nació pocos días antes de echar a andar este Metro y fue el primer bebé en viajar en él. La historia de ambos estará vinculada para siempre. Cuando lo conozco viaja en la primera línea de asientos, pendiente a duras penas de cuanto sucede en la cabina. Le acaban de dilatar las pupilas y más que ver acompasa cada gesto del conductor deduciendo cada tramo por recorrer. Alejandro en sus certezas ya vive en la incertidumbre de cómo evolucionará esta infraestructura.

En estos cinco años y casi tres mil viajes he visto progresar el número de viajeros, aunque aún no me he tropezado con ninguna de aquellas autoridades que acudieron prestos a su inauguración. El gentío agradece la puntualidad, la limpieza y los destinos. Y si abajo todo funciona como estaba previsto, por arriba los resultados son palpables. El eje del  metro se desarrolla a la misma velocidad con la que crece Alejandro. Ahora desde el exterior ya se puede contemplar esa constelación de Taurus que llevan bordados los trenes en su carrocería, donde la luz de cada estrella es el compromiso de las gentes delos entorno de las estaciones, de aquellos que sufrieron grandes molestias y que hoy disfrutan de sus grandes beneficios. Los que vaticinaron que el metro conllevaría al caos, al empobrecimiento de los barrios o a incidentes innecesarios erraron en su puntería. Sus pronósticos no eran más que el refugio de su cobardía de la que hoy siguen haciendo gala, prefiriendo el que me quede como estoy y que otros hagan el trabajo difícil por mí.

Esta fue de verdad la gran apuesta de Málaga para un bien colectivo de su ciudadanía, reforzada por la valentía de los que asumieron los riesgos de tan importante transformación hacia la modernidad. Todo ello a sabiendas que su autoría quedaría amortizada en breve, que el fracaso les condenaría,  mientras que las mieles de un éxito las disfrutarían los que observaban desde la opacidad. Valentía, Alejandro. En los tiempos de incertidumbres que te ha tocado vivir la valentía sin temeridad es lo que requiere tu progreso, y el de tu Metro

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