En total, han sido 26.012,17 metros cúbicos los que ha excavado la empresa encargada de las obras, habiendo llegado hasta la zona de la plaza de las Tortugas.
Para acabar con esta fase de los trabajos, sólo queda “que la Delegación Provincial de Cultura ponga en valor uno de los lienzos correspondientes a la antigua muralla de la ciudad”, explica el teniente de alcaldesa José Blas Fernández.
Según aclaran responsables de la empresa MComsa, encargada del proyecto, la intención es dejar al descubierto dicho lienzo en el interior del aparcamiento, para que pueda ser visitado.
Hasta el momento, todo transcurre con normalidad en la obra. Uno de los puntos que más preocupaban era el de las posibles filtraciones, aunque finalmente “los muros han aguantado perfectamente la fuerza de las mareas y no se ha producido ninguna”, según explica José Blas Fernández.
Las previsiones municipales en cuanto a los plazos se van cumpliendo, y el próximo objetivo es “que en el mes de junio el techo esté echado y ya puedan comenzar a circular los vehículos con normalidad”.
Además de la construcción de la ampliación del aparcamiento, se va a comenzar a remozar y adaptar el antiguo, donde se colocarán nuevas escaleras y se arreglará el suelo, con la intención de que se consigan las 600 plazas proyectadas.
Cañones
Según comentan desde el Ayuntamiento, una de las cuestiones que más preocupan son los cañones y el lingote de plomo del siglo XVI que han aparecido durante las excavaciones.
En el caso de los cañones, el teniente de alcaldesa dijo ayer que “siguen allí apilados, igual que el lingote de plomo”. Todas estas piezas deben ser reclamadas por Cultura para restaurarlas y darles un nuevo destino donde puedan ser puestas en valor.
Dice José Blas Fernández que “parece que la Consejería de Cultura no tiene interés ninguno en los cañones y todavía no sabemos si nos los van a entregar, porque decían que habían tenido otras peticiones para hacerse con ellos”.
No obstante, el concejal afirma que los técnicos municipales se han interesado por saber que otra institución ha reclamado dichas piezas y no han podido obtener ninguna información al respecto.
La intención municipal al reclamar los cañones es colocarlos en las murallas de la ciudad, algo que se está demorando en el tiempo “cuando nosotros ya podíamos estar decapándolos y arreglándolos para colocarlos”, se queja el teniente de alcaldesa.
Los nueve cañones encontrados en el transcurso de las obras datan del siglo XVIII. Según informan los arqueólogos de la Delegación Provincial de Cultura, la datación cronológica está clara, ya que la fisonomía de estos objetos (calibre, medida interna de la boca o tipo de cascabeles) determina su fecha de fabricación y uso. Los cañones miden entre 2,5 y tres metros de largo y formaban parte de la muralla defensiva de la ciudad hasta que quedaron en desuso a principios del siglo pasado.
Por otro lado, el lingote de plomo que también ha aparecido durante los trabajos de recuperación del lienzo de la antigua muralla de la ciudad pudo haber llegado hasta Cádiz a bordo de uno de los barcos que participaron en el asalto de las tropas anglo-holandesas a la ciudad en el año 1596. A falta de que la Delegación Provincial de Cultura finalice con los estudios arqueológicos, se sabe que esta singular pieza tiene forma naviforme. Además, los estudios preliminares han descubierto en la misma el sello de los Tudor, casa reinante en la Inglaterra de la época.