Las nuevas opciones sostenibles y ecológicas de movilidad urbana, desde el patinete eléctrico al vehículo compartido, están cambiado los hábitos de muchos ciudadanos a través de una "evolución constante", según han explicado varios técnicos del sector contactados por Efe.
Estas opciones se presentan como alternativas al uso del vehículo privado pero también del público, como sucede con el patinete eléctrico cuyo éxito se basa en "su intermodalidad, pues permite recorrer la primera y la última milla que muchas veces en transporte público no se puede hacer", según ha explicado Álvaro Rodríguez, director de Asuntos Públicos de la empresa sueca VOI.
Y es que "si uno tiene la parada de metro a un kilómetro de su casa, es muy probable que acabe cogiendo el coche, pero si dispone de una red de micromovilidad más cerca, puede optar por un patinete" para llegar a la estación en lugar de mover su vehículo privado "y luego tener que aparcarlo", resume.
Esta compañía, con presencia en 80 ciudades de una docena de países -incluyendo tres españolas: Madrid, Sevilla y Málaga- fue una de las primeras en ofrecer esta opción que, en el caso de la capital española, se desplegó en un principio de forma "un tanto caótica" porque "primero llegó el vehículo y luego las normas" lo que provocó problemas como numerosos "patinetes abandonados sin control por las aceras".
En la actualidad, en una ciudad como Sevilla se producen "entre siete y ocho mil movimientos diarios, lo que no parece mucho, pero es una cifra importante porque se producen justo en la zona central de la ciudad, donde los coches suponen más problema".
También funcionan las bicicletas eléctricas aunque, según Rodríguez, "el público suele preferir el patinete", ya que "la bicicleta es más grande, pesada y, si el usuario viste traje de chaqueta o falda, más incómoda".
En todo caso, prevé que el futuro de la movilidad urbana "irá hacia vías segregadas, en las que bicicleta y patinete no compitan con el peatón ni con el coche", como ya sucede en "ciudades del norte de Europa como Ámsterdam o Copenhague".
Otra opción de movilidad sostenible es el 'carpool' -compartir el mismo coche en trayectos diarios- urbano, que el director de mercadotecnia de Hoop Carpool, Nathan Lehoucq, describe como "una especie de Blablacar para dentro de la ciudad", en referencia al servicio de coches privados compartidos viajar entre poblaciones.
Esta compañía opera en siete ciudades españolas -Valencia, Alicante, Elche, Jaén, Cádiz, Sevilla y Málaga- ), además de Andorra la Vella, y planea llegar próximamente a Vigo, Vitoria, Bilbao y Barcelona.
Para las empresas situadas a las afueras de la ciudad supone una "mejora de la accesibilidad para los empleados" y permite "reducir las emisiones de alcance 3 de la huella de carbono" mientras que para los usuarios es una opción "sostenible y económica porque comparten gastos que ya tiene fijos el conductor".
De hecho, según Lehoucq hasta "los conductores acaban yendo como pasajeros porque les sale más barato", además de generar otros efectos indirectos como la reducción de los vehículos en circulación, con la consiguiente disminución en ruido, atascos y emisiones.
Empresas particulares alternativas al tradicional taxi, como Cabify "nos han permitido a las que somos más pequeñas ir detrás" ya que la ciudadanía "está cada vez más dispuesta a escuchar alternativas" y poder elegir entre las diversas opciones que se le ofrece para no depender sólo del vehículo privado.
"Los jóvenes cada vez tienen menos coches y las personas de más de cuarenta años están dispuesta a ver otras soluciones amparadas en el argumento de la sostenibilidad", ha añadido.
A medio plazo, Lehoucq cree que el mercado irá "hacia el uso del vehículo autónomo y compartido" de manera que los ciudadanos "no necesitarán tener un vehículo propio, sino que usarán momentos de ese vehículo".