En Yemen, cuatro personas murieron ayer en el sur del país en dos manifestaciones en las que miles de personas pedían reformas políticas y la caída del presidente Ali Abdalá Saleh, informaron fuentes médicas.
Las fuentes precisaron que otras treinta resultaron heridas por el estallido de una bomba casera lanzada por un desconocido desde un coche en marcha contra un grupo de manifestantes antigubernamentales en la ciudad meridional de Taiz.
En la capital alrededor de 4.000 manifestantes fueron disueltos por la policía y matones partidarios del régimen que atacaron con sables, bastones y piedras a los manifestantes.
Es el séptimo día consecutivo que se producen protestas en Yemen contra el régimen de Saleh, en el poder desde 1990.
En Bahrein, un pequeño estado del Golfo Pérsico, un manifestante murió ayer por disparos del Ejército y varias decenas resultaron heridas cuando medio millar de personas se manifestaban en las cercanías de la plaza de Lulu, en el centro de Manana, informaron fuentes médicas.
Por otra parte, miles de bahreiníes mostraron su apoyo al rey Hamad bin Isa al Jalifa, al Gobierno y a toda la familia real en una manifestación pacífica en Manama tras la celebración del rezo del mediodía del viernes.
En Libia, las fuerzas de seguridad han matado al menos a 24 manifestantes y herido a decenas en las protestas registradas desde el pasado martes contra el régimen del líder libio, Muamar al Gadafi, según el último comunicado de la organización Human Rights Watch (HRW).
La edición digital del diario Quryna, propiedad de Seif el Islam, uno de los hijos del líder libio, Muamar el Gadafi reconoce 20 muertos durante la revuelta del jueves en Bengasi, donde las fuerzas de seguridad emplearon fuego real, y otras siete en Derna.
Mientras tanto, los comités revolucionarios libios amenazaron a quienes se manifestaran contra el régimen con una “respuesta violenta y fulminante” y advirtieron de que “sobrepasar las líneas rojas” será un “suicidio”, según su órgano de información en internet, el periódico Azahf Al Akhdar.
En el Cairo, el clérigo suní Yusuf al Qardawi pidió ayer ante cientos de miles de creyentes que se congregaban en la plaza de Tahrir, para celebrar una semana sin el ex presidente Hosni Mubarak, que musulmanes y cristianos trabajen juntos y que el Ejército entregue el poder a un gobierno civil.
Al Qardawi, próximo a los Hermanos Musulmanes, con doble nacionalidad egipcia y qatarí y presidente de la Asociación Internacional de Ulemas, no pronunciaba un sermón en Egipto desde 1981.
Paralelamente más de diez mil partidarios del ex presidente se reunieron en distintos puntos de la ciudad para rendirle homenaje y gritaron: “Padre, no te enfades por lo que hizo mi hermano” y “queremos rendirte homenaje”, indicaron fuentes de los servicios de seguridad.
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Pillay, “condenó” ayer y definió de “ilegal” el excesivo uso de la fuerza para reprimir las manifestaciones pacíficas que se desarrollan en distintos
países del Magreb y de Oriente Medio.