Los fallecidos son 21 miembros de las fuerzas de seguridad afganas y diecisiete civiles, según precisó a Efe el portavoz del Ministerio de Interior de Afganistán, Zemaray Bashari.
Según datos oficiales del sábado, el número de muertos era de dieciocho, pero fuentes hospitalarias relataron a la agencia afgana AIP que durante la noche siguieron llegando cadáveres al hospital de Jalalabad, capital de la provincia afgana de Nangarhar.
Un total de siete atacantes penetraron ayer en las oficinas de la sucursal del Banco de Kabul en la plaza Mokhaborat de Jalalabad, y allí dos de ellos se hicieron estallar mientras sus compañeros mantenían un tiroteo contra las fuerzas de seguridad.
Las fuerzas de seguridad acabaron con las vidas de todos los agresores tras cuatro horas de tiroteos.
Los talibanes se atribuyeron los hechos, que fueron condenados tanto por el presidente afgano, Hamid Karzai, como por la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF).
Una fuente citada por AIP explicó ayer que a la citada sucursal, situada en un edificio de negocios llamado Kamran Plaza, acuden con frecuencia miembros de la Policía fronteriza afgana para cobrar sus salarios, y que esa podría haber sido la razón del ataque.
Según esa agencia de noticias, la Policía acordonó hoy varias áreas importantes y carreteras de Jalalabad, la ciudad más importante del este afgano, y las autoridades ordenaron un amplio despliegue de las fuerzas de seguridad.
Los ataques a menudo suicidas contra edificios públicos se han convertido en una de las acciones elegidas por los talibanes para lograr impacto, en su lucha contra las tropas afganas e internacionales para implantar un régimen fundamentalista islámico.
Según el portavoz de Interior, durante la pasada semana han muerto en Afganistán 68 insurgentes, 40 civiles y 36 policías.
