Tras las protestas hay 160 detenidos, la mayoría por pillaje y violencia callejera.
El Gobierno británico salió ayer al paso de las críticas por su respuesta a la propagación de los disturbios en Londres, que han causado ya 160 detenidos, la mayoría por pillaje y violencia callejera.
Los disturbios de la madrugada del domingo en el barrio de Tottenham, los más graves vividos en Londres en 25 años, fueron seguidos por nuevos saqueos y destrozos en otras zonas de la capital, donde la policía incrementará su presencia esta noche para evitar más brotes de violencia.
La policía, blanco principal de los ataques, acusa a “delincuentes” de estar detrás de estos disturbios que, avivados por las redes sociales y su difusión en los medios, se han expandido en las últimas horas desde el norte a áreas del este y sur de Londres como Brixton, un barrio deprimido de mayoría afrocaribeña.
Los últimos dos días se han quemado vehículos y edificios en Londres, se han saqueado tiendas de ropa y electrónica y se han destruido casas y comercios, en una ola de violencia protagonizada generalmente por adolescentes.
La crisis coincide con las vacaciones estivales y tanto el alcalde de Londres, Boris Johnson, como los principales miembros del Gobierno británico se encuentran fuera de la capital, lo que ha provocado un aluvión de críticas e incrementado la presión política.
El viceprimer ministro, Nick Clegg, responsable del Ejecutivo ante la ausencia del “premier” David Cameron, aseguró en la pasada jornada que el Ejecutivo trabaja “de forma efectiva como un equipo” ante la crisis mientras la ministra de Interior, Theresa May, regresó ayer a Londres para reunirse con la cúpula policial.
“Estamos en constante contacto entre nosotros y trabajando esta semana, como hacemos cada semana del año”, aseguró en declaraciones a la cadena Sky News Nick Clegg, que dijo que lo que está ocurriendo son “robos” camuflados de protestas.