Otras 180 resultaron heridas en Saná como resultado de la violenta represión contra los manifestantes.
Al menos 27 personas murieron ayer y otras 180 resultaron heridas en Saná como resultado de la violenta represión contra los manifestantes y los choques entre fuerzas del orden y combatientes de un líder tribal opositor al régimen.
Veintidós de las muertes tuvieron lugar durante una multitudinaria manifestación en las calles de la capital yemení, según fuentes médicas, mientras que la policía informó del fallecimiento de un agente.
Según constató Efe, los disparos comenzaron cuando los manifestantes intentaron entrar en una calle céntrica que conducía al palacio presidencial y otras sedes gubernamentales.
La policía abrió fuego y empleó camiones de agua para dispersar a los participantes, mientras que algunos manifestantes lanzaron piedras y cócteles molotov contra las fuerzas del orden, y quemaron una estación eléctrica.
También se encontraban en el lugar seguidores del general desertor Ali Mohsin Al Ahmar, que estaban armados y controlaban la zona desde vehículos blindados.
Los organizadores de la marcha acusaron a las autoridades de utilizar armas de guerra en la represión y algunos heridos consultados por Efe culparon a la policía de iniciar los disparos.
Estos choques han dejado por el momento 180 heridos, muchos de ellos de gravedad, que han sido evacuados a un hospital de campaña en la plaza de Tagyir.
Previamente, los servicios de seguridad informaron de la muerte de cuatro personas en choques entre opositores y miembros de la Guardia Republicana en el barrio de Al Hasaba, en el norte de Saná.
En esa zona, partidarios del dirigente tribal Sadeq al Ahmar se enfrentaron contra los miembros de la Guardia Republicana, dirigida por Ahmed Ali Abdalá Saleh, hijo del presidente yemení, Ali Abdalá Saleh.