El expresidente afgano Burhanudín Rabbani, jefe del Consejo de Paz encargado de negociar una solución política con los talibanes, murió ayer.
El expresidente afgano Burhanudín Rabbani, jefe del Consejo de Paz encargado de negociar una solución política con los talibanes, murió ayer junto a otras cinco personas en un atentado en su casa de Kabul.
“Un suicida se hizo pasar por visitante de la casa e hizo explotar un chaleco cargado de explosivos que acabó con la vida del profesor Rabbani”, explicó a Efe el jefe de la policía criminal de Kabul, Mohamed Zahir.
“Rabbani tenía previsto entrevistarse hoy con dos talibanes en su residencia; deben haber sido ellos quienes lo han matado”, agregó un miembro del organismo del Consejo de Paz, Arsalá Rahmani.
Esta fuente detalló a Efe que otras cinco personas fallecieron en la explosión, que además dejó herido al número dos del organismo, Stanikzai Masum.
Sin embargo, la fuente policial sólo citó a Rabbani como víctima mortal del ataque.
En un comunicado posterior, el Ministerio del Interior atribuyó el ataque a la insurgencia talibán y aseguró que el mismo fue perpetrado por un integrista que entró a la residencia acompañado por dos miembros destacados del Consejo de Paz, incluido Masum.
Al frente del Consejo de Paz desde octubre de 2010, Rabbani lideraba los esfuerzos de reconciliación entre las diversas facciones enfrentadas en el conflicto y había mantenido contactos con los talibanes para incluirlos en el proceso de pacificación.
Rabbani, que fue presidente del país entre 1992 y 1996, había aplaudido iniciativas para apartar a los integristas de las listas de la ONU de terroristas internacionales.
El domicilio de Rabbani se halla en el céntrico barrio de Wazir Akbar Khan, cerca de diversas embajadas –entre ellas la de EEUU– y que ya fue objeto hace una semana de un ataque de los insurgentes que causó una docena de muertos.
Según la agencia local AIP, tanto la legación estadounidense como la misión de la OTAN, cuyas oficinas centrales están en el mismo enclave, han conminado a sus trabajadores a refugiarse en áreas seguras lejos de sus respectivas instalaciones por si ocurren otros ataques.