El alcalde de Vigo y vicepresidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Abel Caballero, ha destacado este lunes el acuerdo que existe entre todos los grupos políticos, a excepción del Partido Popular (PP), a la hora de rechazar la "desafortunada" reforma local del Gobierno, prevista en el Proyecto de Ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local.
"Todos los partidos políticos, excepto el PP, y debo decir que un número importante de alcaldes del PP también, estamos en desacuerdo, en completo desacuerdo", ha manifestado Caballero, en declaraciones a RNE recogidas por Europa Press, en alusión al proyecto de ley Ejecutivo de Mariano Rajoy.
Dicho esto, el vicepresidente de la FEMP ha afirmado que se trata de una norma "bastante desafortunada", al entender que "significa la vuelta al municipalismo del siglo XIX" porque "las competencias de los ayuntamientos de menos de 20.000 habitantes, las más importantes, las van a asumir las diputaciones".
"Se dan ustedes cuenta que eso significa que sobre 7.000 ayuntamientos las perderán una parte central de sus competencias", ha insistido Caballero, al tiempo que ha concretado que atribuciones como la "recogida de residuos sólidos, agua, asfaltado, etc." serán asumidas por las diputaciones provinciales.
"DESCENTRALIZACIÓN AL REVÉS"
Por otra parte, el primer edil de Vigo ha denunciado que con la nueva ley "se produce una descentralización al revés". "En lugar de pasar competencias desde las comunidades autónomas a los ayuntamientos, que parece lo razonable en este momento y que llevábamos 30 años esperando por este paso, sucede lo contrario. Nosotros le vamos a pasar competencias de educación a las comunidades autónomas y con ellas los recursos", ha precisado.
Según Caballero, "adicionalmente" la Ley dispone otras "reformas radicales". Así, "tan pronto haya cualquier pequeño problema económico" en un ayuntamiento, como por ejemplo "un déficit de un año", se prevén "fusiones" entre corporaciones municipales, cuestión que, desde su punto de vista, "puede pasar con una enorme facilidad y que se corregiría al año siguiente y no pasaría nada".
"Si Barcelona tuviera un déficit un año, tendría que fusionarse con un ayuntamiento del entorno. ¿Todo esto qué significa? Significa un ataque a la autonomía municipal que no tiene precedentes", ha sentenciado el vicepresidente de la FEMP.