“El ministro (de Defensa Ignazio) La Russa ya ha dicho que está listo para enviar al Ejército a contrarrestar el fenómeno de los saqueadores”, que demuestran “una falta absoluta de valores”, dijo Berlusconi, quien ha acudido por tercera jornada consecutiva a la ciudad de L’Aquila.
La Policía italiana detuvo ayer a dos supuestos saqueadores en posesión de 80.000 euros en la localidad de Onna, próxima a L’Aquila y una de las más afectadas por el terremoto.
Estos arrestos suponen la confirmación de uno de los principales temores de las autoridades italianas tras el terremoto: que el caos que ha provocado el seísmo azuce los saqueos en las casas.
La Policía italiana anunció la constitución de un comando especial antisaqueos, compuesto por 90 agentes que patrullarán las calles en grupos de cinco en cinco y que acompañarán a los bomberos en los reconocimientos de las zonas afectadas por el terremoto.
Este comando pretende combatir un fenómeno contra el que el primer ministro tiene previsto actuar con la introducción en el Código Penal italiano de un nuevo delito que castigue este tipo de actos.
“Registramos en estos días una fuerte preocupación por parte de la población por las operaciones de saqueo en las casas que han quedado abandonadas”, dijo el mandatario italiano en una rueda de prensa ofrecida ayer en L’Aquila, capital de Los Abruzos y una de las ciudades más afectadas por el terremoto.
“Por eso –añadió– con el ministro (de Justicia, Angelino) Alfano, hemos decidido crear este nuevo delito que no sabemos aún qué nombre tendrá. De todos modos, puedo anunciar ya desde ahora que las penas serán muy duras”.
Según el balance oficial ofrecido por Berlusconi, son ya 260 las víctimas mortales del terremoto, de las que 16 son niños, y hay además mil heridos (cien en estado grave), así como cerca de 28.000 personas sin hogar.
Los cadáveres continúan siendo recuperados de entre los escombros de L’Aquila y, así, los cuerpos sin vida de cuatro jóvenes fueron rescatados ayer por la tarde, dos de ellos de una vivienda derruida y otros dos de la Casa del Estudiante (uno de ellos era un estudiante israelí).
Mientras tanto, los cerca de 28.000 evacuados por el seísmo se disponen a pasar la tercera noche fuera de sus casas, a la espera de que el suelo deje de temblar.
Poco a poco los servicios de Protección Civil y los voluntarios que han acudido a la zona del desastre están convirtiendo los campamentos de tiendas de campaña en pequeñas ciudades, con sus servicios correspondientes como baños y comedores para evitar que los refugiados hagan colas a la hora de recibir la comida.
Pequeños problemas como recargar la batería del teléfono móvil o el cierre de los cajeros bancarios para sacar dinero y comprar en la panadería y la farmacia –únicos negocios abiertos en L’Aquila– desvelan nuevas necesidades, una vez recibidos los primeros auxilios como la comida y el alojamiento.
La organización Cáritas italiana abrió ayer un centro de coordinación en la parroquia de San Francisco en la capital para atender a los evacuados tanto de los dieciocho campamentos como a los que se alojan en los hoteles de Pescara, Chieti y Termao, con especial cuidado a los menores, los ancianos y los enfermos.
La situación de L'Aquila ha sido muy bien descrita por Berlusconi cuando recorría la Plaza del Duomo: “Lamentablemente se ha convertido en una ciudad fantasma, ahora el problema es ver dónde y cómo arreglar la situación de los que se han quedado sin casa”.
“Como padre, creo que no traería a mi familia a una casa donde me dijeran que, si llega otra réplica sísmica más fuerte, estaría en peligro de derrumbe”, dijo.
"QUE SE LO TOMEN COMO UN CAMPING"
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ha causado nuevamente un revuelo en la prensa internacional al recomendar a los damnificados del terremoto en los Abruzos que se tomen la situación como “un fin de semana de cámping”.
Durante su visita a la zona afectada por el seísmo y al ser preguntado por la corresponsal de la cadena de televisión alemana RTL sobre cuál era su impresión, Berlusconi respondió: “Están bien aquí, reciben un magnífico apoyo y amabilidad por parte de nuestros equipos de salvamento”.
El primer ministro no se quedó ahí y, después de asegurar que “no les falta de nada, tienen medicamentos y alimentos, comida caliente” y un techo que les da cobijo, añadió que “por supuesto todo es absolutamente provisional y, por eso, hay que tomarlo como un fin de semana de cámping”.
Esto se produce tan sólo unos días después de las anécdotas que protagonizó Berlusconi durante las recientes cumbres del G-20 en Londres y de la OTAN en Estrasburgo (Francia) y Baden-Baden (Alemania).
En Londres, el ‘cavalliere’ dio la nota en Buckingham Palace al llamar a gritos al presidente de Estados Unidos con un “mister Obamaaaa”, delante de una anonadada reina de Inglaterra.
En la cumbre de la OTAN dio plantón a la canciller alemana, Angela Merkel, y después a todos sus socios de la Alianza, al saltarse una serie de puntos del protocolo para poder hablar por el móvil.