El PP y su líder, Mariano Rajoy, están seguros de que no podrán hacer nada de cara a la investidura antes de las elecciones vascas y gallegas del 25 de septiembre, así que aprovecharán estas semanas para retener a Albert Rivera frente a los previsibles tanteos de Pedro Sánchez hacia un gobierno alternativo.
Rajoy reunió ayer al Comité Ejecutivo Nacional del PP para marcar el rumbo a seguir durante septiembre: el rumbo son los comicios gallegos y vascos del día 25.
Sobre ambos, las áreas electorales del partido han empezado a hacer estudios, y a priori no les pinta mal: en Galicia rondaría cerca la mayoría absoluta y en Euskadi parece que se ha despejado el fantasma de la caída en votos.
Aunque no lo reconocen abiertamente en público, fuentes de la dirección del PP consultadas por Efe saben que unos resultados positivos en las dos comunidades, a la par que unos negativos del PSOE, pueden hacer virar la nave y fijar otro rumbo, en este caso hacia la investidura de Rajoy.
Para que ese viraje no sea demasiado brusco y para que la navegación garantice cierta calma, el PP se centrará hasta el domingo electoral en retener a Ciudadanos, han apuntado a Efe las fuentes consultadas.
Se trata de retomar las conversaciones para la investidura en octubre desde la misma base que ahora: 170 escaños (incluido Coalición Canaria).
De hecho, fue una de las premisas que el líder y candidato destacó ayer: hay que preservar el acuerdo con Ciudadanos.
¿Pero preservarlo de qué? Las fuentes del PP saben que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, va a protagonizar estos días una serie de movimientos y tanteos con Podemos y con Ciudadanos, Pablo Iglesias y con Albert Rivera, respectivamente. Al PP le inquietan estos últimos.
El propio líder socialista ya lo ha avanzado, y aunque hay sectores del PP que creen que no irán en serio porque Sánchez no tiene más prioridad que volver a las urnas para descomponer a Iglesias, otros sectores del partido temen que la pinza PSOE-Podemos termine arrastrando a Ciudadanos.
La secretaria general, María Dolores de Cospedal, tachó ayer esa opción de "bastante inviable", pero como los "por si acaso" en estos tiempos políticos de desconfianza están a la orden del día, el PP mantendrá activos todos sus canales de interlocución con Ciudadanos.
La idea es y será que el futuro ha de circular por el asfalto de un gobierno de fuerzas constitucionalistas y moderadas. Podemos no puede ir por aquí.
Aunque el debate de investidura acabó entre el PP y Ciudadanos con miradas incómodas, las fuentes consultadas indican que la relación no está deteriorada y que el diálogo entre los líderes, que en la noche del viernes tuvo una llamada más, seguirá siendo preferente.
La otra gran premisa que Rajoy expuso ayer a su Comité Ejecutivo se interpretó en clave emocional.
Ante el bajón anímico de muchos cuadros del partido por la investidura fallida, ante las miradas alicaídas por la rocosa posición de Sánchez y ante la preocupación por una aritmética parlamentaria laberíntica (por no hablar del estupor por el futuro de José Manuel Soria), el líder dijo que no dejará de intentarlo.
Fuentes del PP han relatado a Efe algunos de los tramos de su intervención inicial de ayer, y coinciden en recalcar que a lo que más tiempo dedicó fue a insuflar optimismo: lo intentará hasta el 31 de octubre, hasta que no quede más remedio que ir a elecciones otra vez.
Lo que no se sabe es cómo volverá a la carga con un PSOE aparentemente tan rotundo en el "no".
Preguntadas por ello, las fuentes consultadas usan dos argumentos: la legitimidad de los ocho millones de votos del 26 de junio y las elecciones del 25 de septiembre, pues si al Partido Socialista las urnas gallegas y vascas le salen esquivas, más tensión interna y quién sabe.
A eso se agarran los cargos del PP, es decir, a una hipótesis que muchos dirigentes, no obstante, ven remota en todo momento: la posibilidad de que una especie de rebelión interna doble el brazo de Sánchez y los socialistas se decanten por la abstención para comenzar su reorganización cuanto antes.
Y la otra certeza que Rajoy transmitió ayer fue que ni se le pasa por la cabeza quitarse de en medio.
Así que con esas tres premisas, intentarlo tras el 25S, cuidar a Ciudadanos y liderazgo robusto, Rajoy ha viajado a China para participar en el G20 y los dirigentes del PP se han puesto a preparar las elecciones. Y después, como dijo ayer Cospedal, "ya se verá".