El cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, acabará presumiblemente mañana de declarar ante el tribunal que le juzga junto a otras 36 personas y, en su tercer día de comparecencia, seguirá reconociendo algunos delitos en busca de atenuantes que reduzcan su reingreso en prisión en caso de condena.
Tras más de diez horas de declaración el pasado jueves y viernes respondiendo a las preguntas de la fiscal Anticorrupción Concepción Sabadell, mañana Correa comenzará a hacer lo propio con el resto de acusaciones, aunque el viernes ya anunció que solo contestará a la del PSOE de Valencia.
De esta manera, no contestará al PSOE de Madrid, ni tampoco a la Abogacía del Estado, a la Comunidad del Madrid, al Ayuntamiento de Madrid y a Adade.
Luego, le tocará el turno de preguntar a las defensas y aunque el viernes dijo que solo contestaría a su abogado, puede que finalmente acceda a responder a otros letrados defensores, según anunció ayer a Efe su abogado, Juan Carlos Navarro.
En su comparecencia la pasada semana, Correa reconoció que dio dádivas a los políticos acusados, entre ellos el extesorero Luis Bárcenas, el exdiputado Jesús Merino, el exconsejero madrileño Alberto López Viejo y los exalcaldes de Pozuelo y Majadahonda, Jesús Sepúlveda y Guillermo Ortega, aunque exculpó al exconcejal Ricardo Galeote y a los encausados de su grupo de empresas.
Admitió también que entregaba comisiones de empresarios a Bárcenas en la sede del PP de Génova a cambio de que el extesorero mediara en adjudicaciones de ministerios, entre los que mencionó Fomento y Medio Ambiente
Estas comisiones rondaban entre el 2 y el 3 por ciento de la adjudicación amañada y mencionó como empresas que le pidieron esa intermediación a OHL, Dragados y al grupo ACS, además de Constructora Hispánica, cuyo expresidente, Alfonso García Pozuelo, confesó en el juicio haber pagado esas dádivas.
Estas declaraciones levantaron ampollas entre las empresas y dos de ellas, ACS y OHL, anunciaron que se querellarán contra Correa por calumnias tras negar que pagaran ese dinero.
Correa prestó declaración buscando colaborar con la Fiscalía -repitió en varias ocasiones su intención de hacerlo-, que no ha aceptado un pacto para rebajarle la pena.
Sin embargo, su abogado ha explicado a Efe que aún confía en que el ministerio público cambie sus conclusiones y le pida penas menores aplicando las rebajas de reparación del daño -ha pagado la fianza civil que le pide- y confesión, o bien que el tribunal las contemple en sentencia.
"Estoy haciendo un esfuerzo impresionante para que usted vea mi colaboración" o "creo que la sala está viendo que estoy reconociendo hasta el límite y me estoy esforzando" son algunas de las frases que dijo el cabecilla del Gürtel para remarcar sus intenciones.
En su comparecencia la pasada semana, solo reconoció sin embargo un delito fiscal por ocultar su dinero en Suiza -dio instrucciones a su asesor para ser "opaco"-, pero dijo que no había oído hablar de cohecho y prevaricación hasta que fue detenido en 2009, cuando se encontraba en su mejor momento profesional con gran cantidad de contratos internacionales en marcha.
Reconoció comisiones y regalos en forma de viajes, coches y abonos de fútbol a los políticos del PP, pero los justificó en que él, que venía de la empresa privada, estaba acostumbrado a hacer este tipo de ofrendas y que era una práctica normal.
También era normal, afirmó, cobrar comisiones de empresarios por interceder en contratos públicos. El problema surgió, según su versión, en que estos empresarios no querían que les hiciera facturas por sus trabajos.
"Todo el mundo copia en los exámenes y al que le cogen le expulsan. A mí me cogieron y estoy aquí sentado en el banquillo, si hubiera facturado por mi gestión posiblemente no estaría aquí", afirmó.