ETA ha anunciado que mañana entregará su arsenal a través de las organizaciones que ha elegido como mediadoras tras reclamar, sin éxito, un acuerdo de máximos de tú a tú con el Gobierno en una veintena de ocasiones desde su cese de la violencia el 20 de octubre de 2011.
En estos cinco años, cinco meses y 19 días, ETA ha pasado de exigir un acuerdo de máximos sobre sus históricas reivindicaciones a claudicar y anunciar su desarme unilateral, recurriendo a una serie de organizaciones de su entorno y a los 'verificadores internacionales' que protagonizaron la falsa entrega de armas en cajas de cartón de 2014.
La debilidad de ETA, que mantiene en la clandestinidad a una veintena de dirigentes, la mayoría sin experiencia, es fruto de la presión policial y del portazo de los gobiernos de España y Francia a dialogar directamente con la banda. Antes de la falsa entrega de armas en 2014, Josu Ternera, David Pla y Iratxe Sorzabal fueron expulsados de Noruega en febrero de 2013 cuando trataban de abrir una nueva negociación con el Gobierno.
ETA ha mostrado su visión sobre la situación en una veintena de comunicaciones públicas, con entrevistas, comunicados o comunicaciones internas, en las que ha ido rebajando las condiciones hasta llegar a reconocer en uno de sus últimos pronunciamientos la imposibilidad de mantener oculto su arsenal ante la presión policial, haciendo así válida la advertencia lanzada reiteradamente desde el Gobierno: "Si ETA no entrega las armas, se las quitaremos nosotros".
Un agotamiento que queda patente a través del método empleado para hacer esos pronunciamientos, pasando de una entrevista con dos portavoces de ETA el 11 de noviembre de 2011 a una "nota informativa" el pasado 28 de octubre. Su último comunicado ha sido el enviado a la BBC este 7 de abril.
ETA comenzó poniendo sobre la mesa un acuerdo de máximos o "solución integral" sobre lo que denominaba consecuencias del conflicto: prófugos, el fin de la dispersión penitenciaria de los presos (343 en la actualidad), autodeterminación, salida de las fuerzas de seguridad del Estado del País Vasco y Navarra y negociación directa con el Gobierno.
Este discurso lo mantuvo vivo durante varios años más, bajo amenazas explícitas en sendos comunicados conocidos en noviembre de 2012 y marzo de 2013 en los que ETA llega a advertir de "riesgo real de dejar sin salida el proceso" y se arroga haber evitado "accidentes" con las armas por su actitud 'responsable'.
La expulsión de Noruega en febrero de 2013 había venido precedida de un ultimátum de los 'verificadores internacionales', que habían dado seis meses de plazo a ETA para proceder a su desarme. La organización advirtió entonces que el desarme no estaba en la agenda y aseguró que no iba a renegar de su trayectoria de lucha ni aceptar "el relato de los opresores".
LA FALSA ENTREGA DE ARMAS
Un punto de inflexión llegó en 2014 con las primeras menciones explícitas al sellado de su arsenal y el episodio de la falsa entrega de armas. Varios encapuchados escenificaron una entrega de armas en cajas de cartón en febrero pero los verificadores internacionales admitieron ante la Audiencia Nacional que los terroristas se habían llevado las armas que supuestamente iban a entregar.
En una "comunicación interna de carácter general" publicada el 19 de enero de 2014 firmada por el Comité Ejecutivo de ETA, la banda reafirma el abandono de la lucha armada y da cuenta de su decisión de "no crear estructura militar alguna". "El proceso de sellado de arsenales ha comenzado y el compromiso es llevarlo a cabo hasta el último arsenal", reitera en marzo de ese año.
La banda saluda entonces iniciativas como la Comisión para Impulsar el Proceso de Paz emanada del Foro Social o el apoyo del PNV y la izquierda abertzale al acercamiento de presos. En julio de 2014 habla de "confrontación democrática" y anuncia el desmantelamiento de las estructuras logísticas y operativas derivadas de la lucha armada.
Admite que durante ese año el proceso de sellado no se ha parado, pero sí se ha ralentizado por "causas obvias". Entre ellas, la detención de Iratxe Sorzabal y David Pla. "Es evidente que tener a dos interlocutores en prisión condiciona la situación", dice el 14 de abril en una comunicación interna.
En 2014 ETA mantiene su compromiso de entrega de armas en los años sucesivos, sin concretar fechas, y comienza a hablar del apoyo de organizaciones afines a los que define 'mediadores'. Eso sí, por entonces aún rechaza la intervención del Gobierno vasco o de la Ertzaintza al considerar que no son "agentes neutrales".
GOLPES CONTRA SUS ARSENALES
Pero frente a ese compromiso, ETA se ha encontrado con la acción de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, que el pasado 12 de octubre desmantelaron el zulo de Carlepont, en Oise (Francia), donde la banda escondía 145 armas cortas de las robadas en 2006 en Vauvert. El 16 de diciembre se aprehendieron de 50 armas en Luhuso y en marzo hicieron lo propio con un zulo en Irún.
En mayo de 2015, tras el cese de la violencia, las fuerzas de seguridad se incautaron de 26 armas y 50 kilos de explosivos en la 'casa zulo' de Biarritz. En comunicados hechos públicos en 2015 y 2016, cargó contra estas acciones por ser "un ataque directo al sellado de armas" y llegó a admitir la imposibilidad de mantener oculto su arsenal debido a la presión policial.
Destacable también es la lectura que ETA hace del surgimiento de "otros integrismos" en el contexto internacional para censurar acciones como los atentados de Bruselas del 20 de marzo de 2015, con 32 muertos, para asegurar que "no pueden aceptar matanzas así, que tienen como objetivos a simples ciudadanos". ETA ha asesinado a más de 800 personas en su medio siglo de actividad criminal.
Ante esta situación, apeló a la vía democrática para lograr la independencia y se fijó para ello en los modelos de Escocia y Cataluña, mencionando con envidia la negociación del acuerdo en Colombia entre el Gobierno de José Manuel Santos y las FARC.
LA CUESTIÓN DE LOS PRESOS
En sus últimos pronunciamientos antes de la entrega de armas, ETA admite que no está donde esperaba, ante la imposibilidad de iniciar una negociación. "El nudo principal, que es la situación de los presos políticos vascos continúa sin desatarse", constataba el pasado mes de marzo.
El Colectivo de Presos de ETA (EPPK, por sus siglas en euskera) inició un debate interno con el que propuso que los condenados etarras puedan acogerse a beneficios penitenciarios de manera individual, a lo que accedió el pasado mes de diciembre venciendo las resistencias internas, aunque fija como límites el arrepentimiento y la colaboración con la Justicia.
En su último comunicado, de hecho, ETA subraya que "el proceso no está acabado". "Para avanzar en la agenda de soluciones hay que adquirir compromisos", advierte después de recurrir a su retórica habitual para evitar hablar de su disolución y criticar a los gobiernos de España y Francia por los sucesivos golpes policiales que le han llevado a su derrota.