Según las nuevas reglas, los estadounidenses con “familiares cercanos” en la isla podrán visitar Cuba tantas veces como quieran y quedarse el tiempo que deseen. Podrán gastar un máximo de 179 dólares por día y llevar consigo además 3.000 dólares para dar a sus familiares.
Casi 1,5 millones de estadounidenses tienen familia en Cuba.
Los residentes en Estados Unidos también podrán enviar remesas a Cuba sin límites de cantidad o frecuencia, aunque no a miembros del Gobierno o del Partido Comunista.
Para facilitar los intercambios, el departamento del Tesoro autorizó a los bancos estadounidenses a firmar acuerdos con instituciones financieras cubanas.
Además, las personas que lo deseen tendrán la posibilidad de pagar desde Estados Unidos por el servicio de telefonía móvil de un individuo en la isla caribeña a una empresa que sea estadounidense o de otro país, pero no de Cuba.
Los servicios de telecomunicación estadounidenses pueden incluso extender contratos directamente a los cubanos, según las nuevas normas.