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Granada

La Tarasca, una mezcla de estilos para conquistar el voto de todos

Se ha presentado este año "empoderada" y con una mezcla de estilos, tul moderno y "rebequita de abuela" incluidos

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La Tarasca, ataviada de flamenca por el Corpus 2021.

La Tarasca.

La Tarasca, el maniquí de mujer vestido a la moda y subido a un dragón que marca el inicio de los días grandes del Corpus de Granada, se ha presentado este año "empoderada" y con una mezcla de estilos, tul moderno y "rebequita de abuela" incluidos, para ganarse el voto de todos.

Con las uñas hechas, bien de maquillaje, el pelo enleonado y con una mezcla complicada de colores. Así ha salido este año una Tarasca vestida para reconquistar las calles después de dos años plantada en la céntrica Plaza del Carmen.

La Tarasca de este 2022, "empoderada y en tendencia" según su diseñadora, Mar Pérez Garrido, ha salido a la calle para exponerse al escrutinio de los ciudadanos, esos que harán gala de la "malafollá" granadina con un repertorio de críticas para hacer eterno el refranero local y su "vas más fea que la Tarasca".

La diseñadora encargada de vestirla ha explicado que su estilismo busca representar a todas las mujeres, con una falda actual y con mucho volumen, de tul y en un lila tendencia, a la que se suma una rebeca "más de abuelita" por si refresca.

Eso, lo de refrescar, sí que habría ganado el voto unánime de todos para compensar un solazo de justicia y para bajarle algunos grados a una jornada que ha sumado estilismo electoral.

La presidenta de Cs, Inés Arrimadas, se ha sumergido en el folclore y el calor local para acercarse a esta fiesta y enfrentar por primera vez al desfile de una maniquí subida a un dragón, una combinación de contrastes que puede recordar a alguna escena política.

Arrimadas ha recorrido las carocas de la céntrica Bibrambla, la misma plaza en la que el presidente de la Junta y candidato a la reelección, Juanma Moreno, se ha tomado una ración de churros, ha firmado autógrafos y ha repartidos besos y más besos.

Desde ahí, Moreno se ha trasladado a Mesones, una de esas calles céntrica, recogidita y peatonal, que lucía engalanada y repleta de ciudadanos plantados esperando a La Tarasca que le han gritado presidente y han repetido el despliegue de móviles para hacer un "selfie" tras otro.

Moreno se ha resguardado en VO, un comercio local y tradicional, y desde su puerta ha esperado el paso de La Pública, animada con charanga, gigantes y cabezudos.

"A mí ese cardadito de abuela y el maquillaje ochentero me parece que son la esencia de La Tarasca y de la ciudad, dar al pueblo argumentos para que critique, y me parece ideal que lleve rizos", ha explicado a EFE Carmen Díaz, tan acalorada como entaconada.

El alcalde de Granada, Francisco Cuenca (PSOE), ha resaltado que La Tarasca, que según los historiadores fue un legado de los Reyes Católicos, representa más que nunca esa victoria del bien sobre el mal.

Cuenca ha pedido disfrutar de las fiestas sin olvidar "de dónde venimos", esos dos años en los que La Tarasca tuvo las mismas restricciones de movilidad que el resto del país.

El maniquí, que han vestido diseñadores noveles y otros afamados como Roberto Verino, Adolfo Domínguez o Vittorio y Lucchino, ha convertido en pasarela las calles del centro de una ciudad tomada por la chavalería, turistas con mirada inaudita y granadinos dispuestos a iniciar los días grandes de su fiesta.

La Tarasca, que vuelve a procesionar este jueves tras el cortejo cívico-religioso del Corpus Christi, ha bailado al ritmo de pasodobles y algún temazo de ahora aderezado con los gritos de ese popurrí de personajes históricos que, armados con vejigas de cerdo infladas de aire, golpean al público.

La imagen mitológica tomada de primitivas religiones simboliza el triunfo de la belleza sobre lo monstruoso y una vez más ha desfilado en un intento imposible de conquistar el voto de todos.

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