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Hablillas

Aperitivear

En estos días ha tenido lugar el concurso de Bocadillos de Autor, ganado este año por el chef Ruiz Portillo

Es una de las nuevas palabras que en un futuro tendrá su entrada en nuestro diccionario oficial. Cuestión de tiempo por el uso, por el empleo y por la afición a inventar voces. Éstas se pueden encontrar en DiccEt.com, un proyecto particular sin ánimo de lucro cuyo fin es complementar a otros diccionarios u obras lingüísticas, definición recogida de su propio enlace. Es ahí donde aparece este verbo tan utilizado de un tiempo a esta parte, desde que los bocadillos se han afianzadocomo una variedad casi exclusiva por los alimentos empleados, especialmente los aderezos, que le aportan originalidad.

Poco antes del confinamiento, empezamos a verlos en la tele, en el programa de Arguiñano, siendo uno de sus hijos quienelaboraba el pan para luego montar un bocadillo muy apetitoso. Empezó desde la sencillez con un toque de color que le imprimía un aire de modernidad. Quizás no fuera pionero, pero sí una de las varillas del abanico que se ha ido abriendo hasta hoy.

En estos días ha tenido lugar el concurso de Bocadillos de Autor, ganado este año por el chef Ruiz Portillo, cuyo restaurante se encuentra en Marbella. Preparóuno de perdiz en escabeche. Desde la foto invitaba a degustarlo, motivando a rememorar el olor y el sabor de la salsa, una receta con solera que ha dejado la rigidez cóncava del plato por la blandura del pan. Además, lleva paté de perdiz, una crema de verduras elaborada en la salsa, verduras encurtidas, semillas y daditos de jamón de perdiz. Toda una aventura gastronómica galardonada con el honor de haber conquistado satisfactoriamente el estómago del jurado y el de cuantos lo apetezcan. Podrá gustar más o menos, pero si tenemos esta joya delante, el primer bocado lo dan los ojos, valorando la evolución de esta pieza emblemática que nos devuelve al olor del pan comprado en la tahona, cuando la mañana pintaba el cielo de naranja, a las manos llenándolo de queso, chorizo o mortadela, a la hora del recreo saltando el elástico procurando que el bocadillo no se escapara de la mano mientras la otra equilibraba el impulso, a los domingos de playa o de campo por donde escapaba la lengua gruesa de un trozo de tortilla. Los ojos nos cuentan todo esto sin entrar en juicios ni comparar, pero sin esta forma sencilla de quitar el hambre, el bocadillo no habría alcanzado la sofisticación desde la riqueza humilde que conserva en su nombre.

El bocadillo ha crecido en calidad y en cantidad, visto el volumen del continente. Por eso uno sonríe cuando se aconseja para aperitivear, para abrir el apetito. Habrá que probarlo.

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