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Hablillas

Halloween week

Los niños están que saltan de contento por tener otro acontecimiento que celebrar.

Por fin llegó la lluvia, deseada y temida por lo que ha arrastrado. Las imágenes han sido impactantes. Por los chats ha navegado el contenedor amarillo junto a los coches medio hundidos por una calle de Jerez. Días antes el fuego se comía parte de Vigo. El teléfono móvil se ha manoseado más que nunca porque ha sido el medio para compartir el miedo, la impotencia y la esperanza cuando las nubes empezaron a exprimirse. El otoño es así hasta que se asienta, hasta que empieza a dorar la luz del día, dándole una belleza de imposible descripción. El otoño regala a La Isla la romería del Cerro y una semana después las castañas se cambian por los caramelos de Halloween.

Ya se había anunciado este año con unos días más. Los niños están que saltan de contento por tener otro acontecimiento que celebrar. Hace unos años nadie pensaba en que iba a tener tanta relevancia, porque la tradición pagana se quedaba en el libro de inglés. La conocimos por la traducción que había que hacer como tarea, la que nos mandaba la madre Gelart y lo que en un principio fue curioso por la peculiaridad de la temática y el atuendo, ha tomado carácter de obligado cumplimiento. Y eso está bien, porque reporta un empujoncito a quien se decidió a emprender un negocio abriendo una puerta al público.

Dejando a un lado las críticas y la creencia que inevitablemente las habrán, se trata de una tradición curiosa por lo fantasmagórica, que no tiene que esperar al carnaval para rescatarse. El origen ya se sabe y del entusiasmo infantil que del aula sale al centro comercial pasa a los adolescentes que no reprimen su espontaneidad en cuanto a chorrear de rojo la camiseta. Los mayores son más comedidos, quizás por la serenidad que aportan los años no suelen salir de la cafetería o del local de copas.

En cualquier caso, es una forma más de diversión que este año incluye talleres para los más pequeños, una forma de aprender desde el entretenimiento. Estos días de incremento al que se le añade “Week” por el fin de semana que pilla en medio, son los que ha utilizado la publicidad para convencer en base a la repetición del anuncio, a cierta exageración en cuanto a divertimento, a la motivación de la curiosidad mediante la metáfora apoyada en colores vivos para captar la atención, un estudio concienzudo, pormenorizado, enfocado a impulsar esta tradición que cada vez cuenta con más adeptos.

Esperemos que en esta ocasión durante la noche brillen las estrellas y la educación en vez de  los cristales rotos, que vuelen la risa y los harapos en lugar de los paquetes de plástico. Es la estela que seguirán los pequeños del presente.

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