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Hablillas

Cementerio virtual

En estos días Tiempo e Interviú verán aumentado el número de visitas.

Algunos semanarios no han podido con Internet, con la comodidad proporcionada por el golpeteo suave y repetido sobre las teclas, una orden expresa, concisa y contundente que en un segundo escaso despliega millones de entradas. Interviú y Tiempo son hoy hemerotecas digitales que no hará falta actualizar. Ya no ocuparán su sitio en los quioscos y librerías, ni engordarán el pliegue del periódico del domingo. Ahora forman parte del recuerdo y la imagen de los últimos cuatro decenios.

Si Tiempo fue la más leída por políticos y directivos de empresa, Interviú fue seguida por los amantes del reportaje, de la investigación. En ésta se despejaron muchas incógnitas. La corrupción fue una crónica con nombres, apellidos y fotos sin banda negra en los ojos y estos momentos que olían a tinta, fomentaron y alimentaron vocaciones. Nos queda la duda, si la revista hubiera llegado al primer año de vida sin los desnudos, una respuesta que no pasó del esbozo al ir disminuyendo pero sin llegar a desaparecer.

Los más comentados fueron los de Marisol, Mari Trini y Rosanna Yanni, por curiosidad, morbo y  ternura respectivamente, desnudos muy artísticos y tan distintos a los últimos publicados. Fue el recurso primigenio, el que aportó madurez al lector semana tras semana porque no había que esconderla, porque sus páginas eran un documento que acreditaba la libertad de prensa sin perder el fin del periodismo: generar opinión.

La revista fue muy criticada, perseguida y secuestrada en varias ocasiones por publicar escándalos, por provocar desde la portada, según reza en la entradilla de algunos periódicos digitales que recogen su cierre como el canto del cisne. La modernidad fue menguando el tamaño y el número de sus páginas, disimulando su independencia con el periódico dominical por unos euros más.

Dentro de unos días se reunirá con las otras en esa caja que permanecerá a la mano durante unos meses, porque a algunos aún nos cuesta todavía asumir la existencia de tanto espacio al que nos asomamos con un clic, que muestra millones de entradas para elegir. Entre ellas también se encuentran las primeras, las que cabían en un libro, que forman parte de este archivo que se agiganta a medida que pasan los segundos desplazándolas, relegándolas a lo más parecido a un cementerio virtual.

En estos días Tiempo e Interviú verán aumentado el número de visitas. Que sea tanto como el que pendieron de la pinza que el viento movía.

 

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