A esta alturas casi todos conocemos el significado de la palabra que titula el texto de hoy, pero por si nos despistamos recordemos que su origen está en la música, en aquella que salía al mercado costeada con los propios medios del grupo, sin sello discográfico, de manera independiente, que es de donde deriva el término a modo de abreviatura. Surgió en los ochenta, decenio que al acercarse al fin del siglo auspició la intelectualidad y de la música pasó a ser subcultura, estilo de un grupo de jóvenes decididos a crear su propio camino alejándose de lo convencional, de lo establecido.
Lo indie era creativo, original y ecléctico, enfocado a ser único. Desde entonces hasta ahora, en estos treinta años mal contados, el término ha evolucionado abarcando también el campo de las letras. Hoy encontramos artículos que definen al escritor indie como un ser aislado o todo lo contrario, incluyendo consejos para autopublicar. Muchos autores tomaron esta decisión tras unos años de blog, de escritura semanal que el entusiasmo convirtió en oficio para encarar con valentía la siempre difícil y trepidante aventura de comenzar, desarrollar y terminar una novela.
Si volvemos en el tiempo, publicar era poco menos que impensable, un sueño imposible para quien guardaba la ilusión hecha renglones en una carpeta. Internet es el mago que obra el prodigio de ver las historia entre páginas por obra y gracia de la autoedición, desplegando entradas para elegir la que más se adapte al presupuesto. Así ha nacido el escritor indie, el que controla el proceso de la distribución y venta de su obra, un artista empresario, se dice, que una vez publicada deberá evaluarla y sopesar los medios para venderla, calcular los posibles beneficios, en fin, trabajo que hacen las agencias literarias, una opción imposible porque éstas no quieren autores sin una editorial como aval.
Si esto es así, la pregunta es cómo a un nombre nuevo, a un primerizo, a uno que presume de haber escrito para desconectar de un trabajo anterior se le abre la puerta grande porque ha sido buscado por un agente literario. No hace falta exprimirse la sesera buscando la respuesta. Ante semejante panorama se ha ido gestando el escritor indie, un término que actualmente tiene ya un rodaje, un recorrido en el tiempo. ¿Será este el futuro que le espera? Tiene todas las posibilidades, porque incluso los consagrados han tenido que recurrir a la financiación colectiva de sus proyectos ante la negativa de su editorial en previsión de escasos beneficios. Conclusión: el parné manda mientras la historia se repite desde otro enfoque.