No hay duda de que estamos atravesando una etapa de surrealistas. Sin ir más lejos, el año pasado, durante el confinamiento, hubo gente que se disfrazó de perro o sacó a pasear uno de juguete con el fin de salir un rato. En este sentido, la palma se la llevó una mujer italiana que decidió pisar la calle con su tortuga atada a un collar esgrimiendo que su mascota también tenía derecho aunque no fuera un can. Escenas excéntricas que habría firmado cualquier artista del surrealismo, provocadas por una pandemia que, con mascarillas, nos ha obligado a taparnos la cara como si nos hubiéramos escapado de un cuadro de Magritte, uno de los máximos exponentes de este movimiento que se desarrolló entre las dos guerras mundiales y que, en su manifiesto, escrito por su fundador André Breton, nos viene a decir que el arte es un arma para resolver problemas. A tal efecto, lejos de ser un chivato policía de balcón, me solidarizo con las personas que usaron esa imaginación propia de los surrealistas para solucionar su aislamiento domiciliario por unos minutos y que, gracias a sus absurdas fugas, nos proporcionaron, en días grises, momentos de diversión.
Grandes momentos de diversión plagados de imaginación y descaro fue lo que vivimos este pasado 11 de octubre durante el concierto de "Surrealistas" en la sala madrileña "Moby Dick". Esta prometedora banda de Martos presentaba en la capital su primer LP "Naúfragos del tiempo" y no dejó a nadie indiferente ante la contundencia de su directo. Con un reloj blando como los del famoso cuadro "la persistencia de la memoria" en el bombo, uniformados todos de negro con corbata roja y una pantalla que, sincronizada con la música, iba proyectando sus vídeo clips, imágenes de obras de arte pertenecientes al surrealismo o llamativos juegos de luces, los "Surrealistas" fueron conquistando, canción a canción, a un respetable e internacional público que acertó asistiendo a este evento un lunes de puente. Así, el grupo comenzó el concierto haciéndonos saber de dónde venían con "En el sur", un tema casi instrumental que es el último single del álbum y que se trata de una incursión al rock andaluz con distorsionados acordes que suenan a paso doble. Después vendría la primera de las siete versiones que los marteños interpretaron haciendo suya: el "Molly Chambers" de "Kings of Leon". Las otras seis fueron "Solar Sister" de "The Posies", "Toro" de "El columpio asesino", "Sad" de "Pearl Jam", "Where is my mind" de "Pixies", "I'm resurrection" de "The Stone Roses" y "Heroes" de David Bowie. Estas covers muestran las influencias noventeras de "garaje", "power" o "grunge" de las que beben los "Surrealistas" y que, en muchas ocasiones, son mal llamados "Indies", tal vez, por lo actual que suena su rock alternativo. En un concierto muy completo, la banda tocó todas las canciones de su disco destacando una emocionante "Ayer", una potente "What you say" que será el próximo single en un par de meses, las cañeras "Conjuro" y "Exoplanetas", la más punk "Me lo explikes", la rocanrolera homónima al grupo y, para terminar en todo lo alto, la muy aplaudida "Impresionarte". Además, "Surrealistas" nos regaló dos temas nuevos que estarán incluidos en su segundo álbum: un rock de golpes marcados en "RH+" y "R.V" que, con toda seguridad, será un auténtico hit.
Frank Liébana, un baterista de la vieja escuela, y un enigmático Jesús Albín al bajo guiaron a la perfección y permitieron que brillaran los solos guitarreros de Antonio Serrano "Perseguido" que fue el animador de la noche y, sobre todo, la atractiva y rasgada voz de "Sergio Morales" que nos deleitó, también, con sus "riffs" a las cuerdas.
Así pues, yo diría que esta banda es el bigote de Dalí que, como él mismo dijo, lo lucía para homenajear a Velázquez. Un grupo actual, descarado, imaginativo pero que no olvida a los grandes clásicos y, en consecuencia, tenéis que seguirlos porque... no hay duda de que estamos atravesando una etapa de "Surrealistas".