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Jaén

“El rockabilly es una forma de vida, no una afición o moda”

En Cultura VIVA, el músico y secretario de ‘Rock Me, Babe. Rock and Roll Club Jaén’, José Fernando Cabrera (Jaén, 1976), reconocido contrabajista

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  • José Fernando Cabrera. -

Verlo en el escenario es un espectáculo por cómo lo disfruta, por lo que toca y por su apariencia, un rocker declarado que suena a rock & roll y rockabilly con su inseparable contrabajo, un jienense que apostó por la música desde la adolescencia con el único afán de disfrutarla.

José Fernando Cabrera (Jaén, 1976) toca desde los catorce años. El primer instrumento que llegó a sus manos fue el bajo eléctrico y lo hizo sonar en ‘Expresso Menphis’, su primera banda. “Lo hacíamos en plan colegas”, recuerda.

Luego formó parte del grupo ‘Delicioso y los traviesos’, con el que tocaba la guitarra. Éste supuso un antes y un después en su carrera musical, pues al dejar esta formación estuvo una década sin tocar en grupos.

Volvió cuando tenía 29 años y lo hizo como contrabajista, siendo hoy uno de los músicos más carismáticos de la ciudad. “Siempre he tocado el mismo estilo, rockabilly. Es lo que me gusta. Es una música fresca, alegre y siempre invita a la diversión. El rock and roll es una fiesta y el rockabilly es un modo de vida, no una afición. Es una manera de vivir, no una moda”, defiende.

Su contrabajo sonó por primera vez con los Flamin' Kings y más tarde con los ‘Lackanellys’, éste último disuelto el pasado mes de enero, tras cuatro años en los escenarios, justo después de que el grupo publicara su primer disco. “Cosas del rock and roll”, asiente.

Lleva casi un lustro en Hayride 56’, al que le gusta definir como un “grupo de barbacoa”. Y lo hace al reconocer que la banda de rockabilly clásico nació “sin ninguna pretensión, en una fiesta” y tiene “mucho éxito”. Concretamente en una de ‘Rock Me, Babe. Rock and Roll Club Jaén’, organizador del Festival Alligator Rockin (rock & roll y rockabilly), del que es secretario desde hace poco más de diez años. Este año se celebra la undécima edición del 19 al 22 de septiembre, en el Paseo de las Bicicletas del parque de La Concordia (viernes y sábado) y en la plaza Deán Mazas (jueves y domingo). Será el escenario para la presentación de su nueva banda: Los Rudos, de neo-rockabilly. Junto a Juan Carlos Montoro (voz), Juan Antonio Cabrera (guitarra) y Fernando Valverde (batería), que ya sonaban como ‘Los Condensadores de Fluzo’, han rescatado y personalizado temas de esa banda y también hacen versiones.

Formada hace apenas cuatro meses, ‘Los Rudos’ tocarán por primera vez el 14 de septiembre en un festival de Melilla y en Jaén subirán al escenario el 21 de septiembre. “El Alligator se ha convertido en el único festival de la ciudad. Se ha convertido en un verbena del rock & roll. La gente se lo pasa muy bien y se hace hermandad”, confiesa, bromeando con que “acude mucha gente, tanto rockers como civiles”.

Este año tocarán tres grupos extranjeros, concretamente llegados de Portugal, Inglaterra y Francia. “Dos de las bandas son de músicos muy jóvenes y eso nos gusta porque están llevando el rockabilly por toda Europa”, dice.

Como parte de la organización, reconoce que “se necesita más ayuda externa para poder crecer como festival”. A pesar de su gratuidad, este año han sufrido recortes, pero han sumado nuevas firmas colaboradoras. “Este festival lo llevamos a un pueblo de alrededor y seguro que conseguiríamos más dinero público. El apoyo que tenemos es del Ayuntamiento y estamos agradecidos, pero supone un 15% del presupuesto total”, aclara.

No duda en reconocer que “Jaén es una ciudad muy difícil para casi todo y para la cultura más”. Siente que la capital no le ha tratado “ni bien, ni mal” como músico. “No me puedo quejar porque me trabajo las cosas. El secreto es trabajar”, confirma. Reconoce que “Jaén se queda pequeña muy pronto para los grupos” y el calendario de actuaciones tiene que reducirse porque “a veces no van a los conciertos ni los que siempre acuden”. Afirma que “hay mucho talento, como en muchas ciudades, pero no hay oportunidades”. En esta línea dice: “No se puede vivir de la música. No es imposible, pero es muy complicado”.

Él no se pone metas. Es un rebelde, un rocker que siente la música como una “parte principal” de su vida. “Sin ella no hay nada. Mis relaciones personales giran en torno a la música. De esto uno nunca se jubila”, termina.

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